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La Cataluña del Tripartit. Del 3% al 20%
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Se habla mucho de la corrupción de Marbella. En gran medida se quiere tapar el hecho de que Cataluña debe de ser una de las regiones más corruptas de la Unión Europea.

La primera consejería de la Generalitat, dependiente de Josep Bargalló, contrató a diversos interinos y luego les exigió el 20% de su sueldo como contribución a las arcas de ERC. Algunos de ellos se quejaron y negaron a pagar, y fueron cesados de manera fulminante.

Una cosa es cobrar una parte de la remuneración de los cargos electos. El caso de ERC, sin embargo, es distinto porque afecta a empleados contratados. Una cosa es un diputado o un concejal, que debe su escaño o puesto al partido al que pertenece y que acepta este tipo de condiciones de antemano. Otra muy distinta que trabajadores que se vean obligados a financiar a un partido para obtener un puesto en la Administración. Con CiU se hablaba del 3% en la adjudicación de contratos de obras; ahora, con ERC, el peaje ha subido al 20% en la contratación de trabajadores.

Las amenazas de Xavier Vendrell, secretario general del departamento de Bargalló, a la vez que secretario de Finanzas de ERC, a los mencionados empleados para que hiciesen aportaciones al partido, ponía de relieve la ínfima talla moral  de quienes hoy gobiernan en Cataluña. Bargalló  –el mismo que encargó tres estudios a su propia esposa– intentó justificar esta actuación de su subordinado diciendo que todos los partidos exigen a sus militantes una cuota o aportación de su sueldo. Pero, repetimos, una cosa es que el personal de confianza política realice aportaciones al partido en el que milita y otra muy distinta es que el personal interino de la administración tenga que pagar un impuesto revolucionario a ERC por el simple hecho de trabajar para la Generalidad de Cataluña.

Pero las cosas no terminan aquí. ERC ha impuesto al Maragall el nombramiento de Xavier Vendrell como nuevo conseller de Gobernación en sustitución de Joan Carretero, sentenciado desde que calificara de «españolista demagogo» al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. Maragall ha tenido que tragarse a Vendrell –al que el fiscal jefe de Cataluña pretendía abrir diligencias de investigación por su envío de las mencionadas cartas amenazadoras–, para evitar que ERC abortara, por segunda vez, su decisión de remodelar el tripartito.

Con todo esto, los esperpentos de esa cueva de ladrones que algunos han llamado “oasis catalán”, llegan al colmo. El conseller Vendrell va a ser responsable, desde su nuevo cargo, de nombrar al inspector encargado de indagar lo sucedido con el polémico peaje. Es decir, dirigirá la investigación sobre sí mismo. 

El nombramiento de Vendrell a la cabeza del Departamento intolerable a los catalanes y una amenaza para los trabajadores al servicio de la administración pública catalana. Ese nombramiento significa, además, la decisión de blindar a Vendrell ante los tribunales de justicia, haciéndole miembro del Consejo Ejecutivo, y protegiéndolo con la de Gobernación y Administraciones Públicas de la Generalidad supone una burla misma inmunidad de la que goza el mismo presidente de la Generalitat. Esto convierte a Maragall en cómplice y colaborador necesario de las prácticas mafiosas urdidas desde el gobierno catalán para llenar las arcas de Esquerra.

Los catalanes tendrán la palabra a la hora de votar el Estatut. ¿Para eso se ha montado la “Nació”?

 

¡No a la Nació dels lladres!