La rebelión separatista de Cataluña campa por sus fueros y asalta las calles ante la pasividad premeditada del Gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy y los poderes públicos del régimen del 78. Hasta aquí se les está permitiendo llegar a los independentistas para oprobio de los españoles y vergüenza internacional.
Los 14 detenidos por su implicación en el operativo del referéndum ya han sido puestos en libertad sin que ninguno de sus capos, los cabecillas de la consulta Puigdemont y Junqueras, hayan sido inquietados. El dispositivo policial desplegado para el registro de los centros de mando y logística para el 1-O fue cercado y los efectivos policiales tuvieron que ser bochornosamente rescatados por los Mossos, dejando sus vehículos abandonados en manos de las turbas independentistas. La enseña nacional fue ultrajada, colgando en su lugar una estelada en la fachada del cuartel de la guardia civil de Manresa. En este país de sainete los guardias civiles cantan fandangos para repeler el acoso separatista. Los niñatos pijos y demás hijos de papá del independentismo asedian la sede de Justicia y ocupan la Universidad de Barcelona en una alegre algarada sin mayores consecuencias a la que se une la iglesia católica catalana y el Barça, instituciones señeras de Cataluña, clamando por el referendo.
Amilanado por la agitación callejera, el ejecutivo de Rajoy exhorta a los «golpistas» para que vuelvan a la senda de la legalidad y les ofrece «diálogo» secundado por los partidos constitucionalistas PSOE y C´s, además de brindar untuosas contrapartidas financieras para premiar la rebelión separatista, cada vez más envalentonada.
Pero acabe como acabe la movida separatista del 1-O, la pieza de cambio es la soberanía nacional-popular y la igualdad de los españoles vía reforma de la misma constitución que ha dado alas al independentismo catalanista y nos ha traído hasta aquí: el resultado previsible consensuado por el régimen y su partitocracia no será, obviamente, establecer una cláusula de intangibilidad sobre la indivisibilidad de la Nación española, sino más privilegios y más reconocimientos de «hechos diferenciales», incluido el de «nación» para el catalanismo separatista, clerical, etnicista, xenófobo y corrupto.
Los enemigos de la democracia y la soberanía española ya se han retratado: el régimen borbónico claudicante y sus díscolas instituciones autonómicas; las masas antiespañolas de Cataluña, irrecuperables para cualquier proyecto nacional de futuro; los partidos «constitucionalistas» PP, PSOE y C´s prestos, de una forma u otra, a la componenda con el separatismo; el izquierdismo pro referéndum de Podemos-IU y los sindicatos mayoritarios…
Si el régimen del 78 no cumple con su propia legalidad y el separatismo la conculca para arrebatarnos y robarnos nuestra soberanía nacional-popular pretendiendo desgajar una parte de España, a los españoles, los únicos que tenemos derecho a decidir, no nos queda otra que movilizarnos y autodefendernos frente al régimen traidorzuelo y el independentismo antiespañol promovido por la Generalitat, una de las instituciones integrantes de la estructura del Estado Borbónico.
Sabemos que ahora predicamos en el desierto en medio de una masa indiferente y confusa, cuando no hostil y desafecta a cualquier noción seria de democracia, soberanía y Nación, pero señalamos el camino que tarde o temprano habrá que emprender. «¡Up patriots to arms, engagez-vous!» que cantaría el italiano: hay que constituir asambleas para la resistencia y la acción directa frente al régimen y los separatistas mediante movilizaciones y agitación en las calles de toda España, así como para el boicot en todos sus formas al independentismo y al pasteleo constitucional que se pergeña entre bambalinas. La divisa debe ser la instauración democrática de una República unitaria e indivisible que proscriba el separatismo y conciba España como un solo Pueblo y una sola Nación, no un conglomerado autonómico de etnias y lenguas parapetadas en «naciones históricas» privilegiadas.
¡Abajo el separatismo!
¡Abajo el régimen!
¡Abajo la monarquía y el estado autonómico!
¡Por la República Unitaria!
¡Viva España!