Reflexiones más generales
Hemos señalado claramente al enemigo, al sistema capitalista y nos hemos puesto frente a él. Por tanto, nos debemos contraponer a la derecha y a la izquierda que constituyen partes sustanciales de ese sistema.
Las denominaciones de derecha e izquierda provienen del lugar donde tomaban asiento los diversos agrupamientos de diputados de
En cuanto a nosotros, es evidente que diversos complejos nos han conducido en los últimos años a comportarnos como los “comunistas de izquierda” que condenaban el socialismo real por haber “traicionado” al comunismo “verdadero”, latente en algún recóndito pasaje de la obra del joven Marx. O como los “fascistas de izquierda”, que pretenden ocultar la realidad del ventenio de servicios de Mussolini a la gran burguesía, a los restos de la aristocracia y al clero, tras la imagen del fascismo “verdadero” de Saló.
No hay más cera que la que arde y no hay más izquierda que la que desde hace casi ciento vente años abreva mayoritariamente en el marxismo, con los subproductos de sus ramificaciones y descomposiciones extendidos hasta nuestros días. Frente a esa izquierda real, hemos teorizado la necesidad de una “nueva izquierda”, concebida como “vuelta a los orígenes”, como retorno a una izquierda “verdadera”. Se trata de la tradición jacobino-blanquista, que hemos recogido en un aspecto esencial: la unión en un solo trazo de
A todo esto se añade que no hay nada en el movimiento republicano ni en el movimiento social-comunista de nuestro país que tenga nada que ver la mencionada referencia. Los republicanos españoles siempre se han distinguido por un programa social extremadamente conservador. Su ideal no fue jamás
Y, en fin, ni siquiera en Francia existe actualmente una izquierda nacional de la que merezca la pena hablar. Algunos filamentos de la línea jacobina pervivieron en la obra de Jaurés, al que se debe el intento de una confusa mixtura entre la república nacional y el marxismo. Chevenèment pertenece a esta escuela, pero los acontecimientos se han encargado de mostrar que su alternativa no tiene el menor predicamento entre la izquierda. Ësta se entusiasma hoy con el lanzamiento de la “autonomía” corsa, a la que sin duda seguirán otras, el fomento de lo que Chevenèment llama “inmigración ilimitada” y “laissez faire liberal en cuestión de inmigración”, etc.
Total autonomía histórica, teórica y política
A la vista de todo lo anterior, el PNR decide un retorno a su posición fundacional, que se vinculaba a una clara conciencia de nuestra situación. El PNR no cuenta con predecesores ilustres, ni con esfuerzos precursores a los que referirse. Sólo tiene ante sí tareas ingentes y, sobre todo, inéditas, para las que de nada sirven los discursos globales del pasado, más allá de alguna referencia teórica parcial, como la antes apuntada y otras. Ello impone dar la espalda a todas las filiaciones de la bancarrota ante el capitalismo, rechazar todos los dogmas de la demagogia impotente, escupir sobre todos los credos mentirosos, para alzar una línea de autonomía histórica y auto-referencia teórica y política absoluta.
Alzamos banderas de combate sin tregua contra la izquierda presente, sin la menor veneración ni respeto hacia la izquierda del pasado. Hoy contamos con una experiencia y una perspectiva que hacen imperdonable la indulgencia. Que nadie nos llame a combatir contra la “degeneración” de
No hay otra Derecha que
Resolución adoptada en la III Conferencia del PNR
30 de junio-1 de julio de 2001