El abordaje israelita, a sangre y fuego, de la nave de pabellón turco Mavi Mármara es ha cobrado la vida de 9 activistas pro-palestinos de nacionalidad turca. El asalto al buque insignia de la “flotilla por la libertad”, cuya pretensión era desafiar el bloqueo marítimo que Israel impone sobre el territorio ocupado de Gaza, respondería, aparentemente, a la habitual práctica del Estado hebreo de recurrir bajo cualquier pretexto al uso desmedido de la fuerza. Como siempre, en proporciones bíblicas.
Mientras, en el mundo mundial se suceden, como es costumbre, las condenas o las manifestaciones de apoyo a los excesos del Estado de los hijos de Sión. Más allá del bien y del mal y de las leyes de los hombres, los defensores incondicionales de Israel argumentan el derecho a repeler a los enemigos de la “única democracia de Oriente Próximo”. Se olvida que esa “democracia” se asienta en principios teocráticos; que el principal título de ciudadanía es la pertenencia a la raza judía y que su territorio se erige sobre el expolio de las tierras de los palestinos, a la vez que mantiene una férrea ocupación militar sobre la población circundante.
Sin embargo, esta operación de impacto podría obedecer a una acción deliberada, de alcance calculado. Orientada en clave internacional, estaría dirigida a realinear posiciones y desbaratar estrategias del principal valedor de Israel, USA. Podrían mediar discrepancias sobre el manejo de los tiempos entre Washington y su alter ego en Oriente Medio. Tel Aviv desearía marcar contra reloj la agenda de la ofensiva diplomática, propagandística y militar sobre el Irán de los ayatolás.
El Partido Nacional Republicano denuncia la creciente polarización a la que, en torno a la problemática de Oriente Medio, está siendo azuzada la población española. Hay en nuestro solar dos corrientes instaladas, a cual más nociva: la islamofilia y el filosionismo, representadas e instigadas respectivamente por la izquierda y la derecha del capital. Se trata de dos visiones interesadas, funcionales a los designios de las grandes potencias, especialmente USA, y a las que se trata de sacar partido electoral en el ámbito doméstico.
Excepcionalismo sionista: licencia para matar
Nada de lo que haga el Estado sionista puede ser juzgado desde puros parámetros jurídico-políticos, pues se remite a Jehová, que instituyó al pueblo judío como “elegido”. Nadie puede calificar de colonialismo su asentamiento en Palestina, en 1948, con ayuda de las grandes potencias, al precio del despojo de los palestinos, pues dispone de la Biblia como título de propiedad. Nadie puede llamar al Estado sionista Estado ladrón, que trata de expandir por la fuerza sus asentamientos en pos del “Gran Israel”, ni calificarlo de Estado terrorista, cuando bombardea campos de refugiados en los que concentra a poblaciones palestinas privadas de sus tierras; o cuando impone sobre Gaza un bloqueo por tierra, mar y aire que viola las reglas internacionales.
Tampoco podrá ser calificado de Estado pirata, cuando organiza la agresión armada contra barcos que navegan en aguas internacionales bajo pabellones reconocidos, con la excusa de que transportan “armas de destrucción masiva” a Hamas, (que, como las de Sadam, no han sido halladas), y asesina a civiles del convoy con el cínico pretexto de que atacaron a los comandos israelitas asaltantes con el copioso arsenal que nos han mostrado los propios medios de comunicación filosionistas: cuchillos de cocina, palos y, cierto, algún arma de largo alcance como tirachinas y canicas. Y finalmente se secuestra a los ocupantes del convoy.
Una vez más la hueca retórica de gran parte de la “comunidad internacional”, con sus paripés de protestas ante la “desproporción” o las “malas formas” del asalto de Israel que, de todos modos, “tiene derecho a defenderse”. Siempre a rastras del victimismo, privilegiada técnica política dominada por el sionismo.
¿Un ataque premeditado?
Algunos medios nos mostraron el intento de linchamiento por parte del pasaje de los primeros comandos israelitas que descendían desde un helicóptero sobre la cubierta del “Mavi Mármara”. ¿Se pretende que los recibieran con ramos de flores? Lo cierto es que, minutos antes, el pasaje estaba siendo hostigado desde embarcaciones de la armada israelí. Tal y como muestran las imágenes de la cadena “Al-Jazzera” aparecen varios muertos y heridos por arma de fuego, instantes antes del abordaje aerotransportado.
Israel no estaría dispuesto a permitir a nadie romper su bloqueo pero, más allá de eso, un desenlace tan sangriento para un convoy civil que, por mucho empeño que se quiera no estaba integrado por grupos armados de Hamas ni células de Al-Queda, buscaría la conmoción y repercusión internacional. No es casual que la agresión se desatase sobre una nave de bandera turca y que la totalidad de los muertos sean turcos.
El trasfondo de este asunto es la supuesta amenaza de un Irán atomizado, al que USA está respondiendo mediante una elaborada y paciente política diplomática, como preludio al inevitable desencadenamiento bélico contra el país de los ayatolás. Washington teje una red que persigue el aislamiento de Irán en varios frentes: con la neutralidad de Rusia y China; también la de los países árabes “moderados” del entorno; el apoyo de sus aliados tradicionales y la UE; y destacadamente, con la atracción de Turquía a una alianza estratégica. La política regional de este país asiático ha experimentado en los últimos tiempos un giro en detrimento del eje Tel Aviv-Ankara, hasta el punto de buscar la entente con Teherán.
Israel, que siempre cuenta con el respaldo de Norteamérica, con su acto de piratería desearía poner a USA en un brete con Ankara. Este hecho consumado es un mensaje que el Estado Hebreo lanza a su protector: no hay tiempo para florituras diplomáticas, con Turquía o sin ella, hay que arrasar a Irán ya.
Aquí también hay Tirios y Troyanos
La derecha y la izquierda del Capital coinciden en un punto primordial: fomento de oleadas migratorias descontroladas, con el fin de precarizar las condiciones laborales sobresaturando el mercado de trabajo con extranjeros. Ambas han facilitado mediante estas políticas salvajes el asentamiento en España de los patrones político-religiosos del islam, hostiles a la cultura democrática. Implantación justificada en nombre del multiculturalismo y la tolerancia profesada por estos subproductos del liberalismo.
Asimismo, son partidos de la guerra y la aniquilación nacional: en un caso, la izquierda, propugnan una “alianza de civilizaciones” como coartada entreguista ante la satrapía marroquí. En el otro, la derecha, son voceros furibundos de la próxima guerra de exterminio que, necesariamente, se desencadenará en Oriente bajo los dictados del Pentágono y del lobby sionista. Guerra que, de un modo u otro, alineará a las dos facciones del régimen juancarlista.
A la vez, utilizan ese fenómeno de filias para sus propios fines, a la búsqueda de rédito electoral.
La izquierda islamófila en su conjunto se apoya en la bestialidad represiva de Israel para justificar la masiva penetración musulmana en España, ante todo la de origen magrebí, que quién sabe si de aquí a un tiempo, con las oportunas reformas de la ley electora, generará una importante bolsa de votantes. Destaca además, en esto, el cinismo del PSOE: un reciente informe de su gobierno admite la exportación de material bélico a Israel por valor de más de 1.550.000 euros. Una hipocresía más como llorar por los saharauis y armar a Marruecos... o condenar a Israel por una agresión militar después de haberle vendido armas.
La derecha filosionista: aprovecha el hartazgo de la población española ante el proceso cada vez más agresivo de islamización de España, incentivado por la izquierda, para justificar los crímenes sionistas. A la par, algunos de sus popes mantienen un discurso rayano en la esquizofrenia: Aznar, en una reciente conferencia ha afirmado que “las democracias europeas deben abrirse a la presencia en su seno del Islam”.El Partido Nacional Republicano repudia toda forma de teocracia para España. Estamos por una república española democrática y laica. No por una república islámica ni supeditada a las guerras del sionismo.