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Mientras España se hunde, Rajoy recoge firmas
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La iniciativa del PP de instalar mesas petitorias de firmas para la convocatoria de un referendo sobre el Estatut de Cataluña constituye una engañifa. El PNR también llama a los españoles a estampar su rúbrica: pero en el acta de defunción de la constitución de 1978.

Dicha iniciativa forma parte de la estrategia  del PP de erigirse en garante del vigente orden constitucional. El mismo que nos ha sumido en el caos. Un marco que ya nadie respeta, y que es conculcado día tras día por el propio gobierno de la Nación. Un nuevo régimen se pergeña bajo la inspiración del PSOE y sus aliados separatistas: seguirá el Rey y los mismos partidos, pero España dejará de existir como Nación. Una victoria electoral del PP no logrará detener el proceso de descomposición al que nos aboca este régimen de liquidadores y vendepatrias. Mucho menos por gracia de las ocurrencias y calentamientos verbales de Rajoy, personaje cuya vocación es pasar a la historia de las crónicas parlamentarias como el diputado con más donaire e ingenio en un momento dramático para nuestra existencia nacional.

La posición del PP es pusilánime y paraliza en la inanidad a quienes la siguen. Por una parte, ante la flagrante vulneración de la legalidad vigente por el ejecutivo de Rodríguez, las acciones del PP se mueven tomando como referencia esa legalidad burlada. La respuesta del PP es recolectar firmas, esperando que un Congreso de los Diputados plagado de social-traidores y separatistas, en el que los populares son minoría, autorice la convocatoria de un referendo que debe ser propuesto por Rodríguez al Rey. Es evidente que se trata de un sarcasmo dirigido a los españoles de bien.

Por otra parte, pretende mantener las ilusas esperanzas de que un hipotético triunfo del PP en las urnas logrará invertir la situación. La aprobación del Estatut, detonante de la voladura de España, y preludio de otros procesos similares en Vascongadas y Galicia, resultará irreversible, aún con el PP en el gobierno en la próxima legislatura. ¿Qué legalidad va a restaurar Rajoy frente a un procedimiento que va a superar todos los trámites y requisitos previstos? ¿Acaso Rajoy quiere que olvidemos que cuando Ibarreche lanzó su envite separatista el PP, entonces en el gobierno y con mayoría absoluta en las Cortes, lejos de tener que restaurar nada, sencillamente debía limitarse a aplicar la ley impidiendo el desacato soberanista? No lo hizo: permitió la rebelión impune de las instituciones autonómicas vascas.

Rajoy quiere convencernos de las bondades de la Carta Magna del 78, como si lo que estuviera ocurriendo no fuera consecuencia de la misma. Como si hubiera una  época dorada, antes de ZP, a la que retornar. Pero ZP y el PSOE, los partidos separatistas y las comunidades autónomas con rango de “nacionalidades”, no son elementos exógenos y extemporáneos  al marco del 78, sino consustanciales al mismo. De igual modo que  son las propias células enfermas de un cuerpo las que acaban generando su metástasis.

Cabe preguntarse entonces, si el papel del PP no es otro que  impedir que los españoles salgamos a la calle a defendernos. Sin duda lo es: el PP quiere impedir que rebasemos el vigente marco monárquico y autonómico del 78, en el mismo momento en que esta siendo desbordado desde el propio aparato gubernamental.

Rajoy presume de que, con el PP en el gobierno, todo volverá a su cauce. Pretende que nuestra respuesta se limite a defender un régimen que nos esta llevando a un completo desastre nacional, al que el PP también ha contribuido y del que ahora pretende esfumar sus responsabilidades.

El PNR encarece a los patriotas españoles a desoír las iniciativas del PP y los emplazamientos de sus mentores mediáticos al cierre de filas entorno a ese partido de la impotencia. Sólo la acción resuelta de los patriotas españoles, la contundencia de su movilización, podrá dar salida a esta crisis nacional. Es necesaria la ruptura democrática con este régimen al completo. Para ello, en vez de mendigar referendos en su seno, el PNR propone la lucha por la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente Republicana.