


Señores agentes de las Fuerzas y Cuerpos de
¿Por qué les recordamos todo esto? No por dudar de que la gran mayoría de los colectivos policiales cumplen de modo estricto las mencionadas disposiciones y se afanan sin desmayo en asegurar la seguridad pública, que es garantía fundamental del ejercicio de las libertades. Pero sí queremos precisar que en todo colectivo hay garbanzos negros, ramas podridas, que en ocasiones comprometen la dignidad del conjunto y la confianza de los ciudadanos en el mismo. Este es el caso que se ha hecho claramente visible en el 11-M.
Algunos de sus mandos han dicho que una de las bombas dispuestas en los trenes no estalló y fue localizada casi 20 horas después en
Por otra parte, diversos policías que inspeccionaron la furgoneta de Alcalá manifestaron que estaba vacía. Y lo estaba hasta que pasó por
Al juez Del Olmo le fue entregada una fotografía del explosivo hallado en la furgoneta de Alcalá que es la misma del explosivo encontrado en la mochila de Vallecas.
Otros mandos informaron acerca del hallazgo, tres meses después de los atentados, de un vehículo Skoda Fabia en Alcalá que los terroristas habrían dejado el día 11 de marzo. Hay evidencias que demuestran que el coche no se encontraba el día del atentado en ese lugar. Esos mandos afirmaron que los terroristas utilizaron el Skoda fabia para realizar los atentados. Pero no hay ninguna prueba que apunte a que los terroristas estuvieron alguna vez dentro de ese coche. Tras reiteradas inspecciones, en el mismo acabaron apareciendo ropa y efectos con la misma finalidad de conducir a la detención de cabezas de turco.
Otros responsables afirmaron que en Leganés se había desencadenado un prolongado tiroteo entre los terroristas y la policía. Sin embargo, tras la explosión, tan sólo se encontraron cinco cartuchos, no correspondientes a las armas halladas junto a los presuntos suicidas... y ningún agujero de bala en las inmediaciones.
Esos responsables dijeron que los terroristas refugiados en el piso de Leganés provocaron la explosión para suicidarse matando a todo el que se pusiera por delante. Pero estos “islamistas” tuvieron la delicadeza de esperar a que todos los vecinos fuesen desalojados antes de hacer volar el edificio. Y en los informes de dichos responsables destacan la ausencia de zapatos de los “suicidas”, la ausencia de sangre, la ausencia de huellas en puertas, picaportes, ventanas…
Finalmente, no puede dejar de señalarse que los principales escenarios de los crímenes han desaparecido. Los trenes que volaron han sido convertidos en chatarra. El edificio de Leganés, demolido y reconstruido. La empresa Mina Conchita, cerrada y destruida. Hasta la muestra de clavos y tornillos hallados en la mochila de Vallecas ha sido extraviada.
Todos estos hechos, y otros muchos más, han sido silenciados bajo la losa de la versión oficial propagada por el gobierno, a través de su dominio casi total de los medios de comunicación. Pero en los últimos tiempos, a través de la labor de periodistas y foros independientes, están llegando al conocimiento de millones de españoles, entre los que cunde primero el desconcierto y luego la indignación. El grito “queremos saber” volverá a atronar las calles de España.
Es del máximo interés de todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el esclarecimiento completo de lo ocurrido. No pueden cargar con la indignidad que supone contar entre sus filas a unos garbanzos negros que han tratado de ocultar con una falsa trama islamista a los verdaderos culpables del asesinato de 192 personas.
Pero también queremos dirigirnos a los garbanzos negros, que por sectarismo político o por un errado concepto de la obediencia debida han participado en la destrucción de evidencias, siembra de pruebas falsas, o incluso de delitos más graves impulsados por la propia lógica criminal del