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La inmigración, milagrosa panacea del capital
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Según revela la Agencia Tributaria en su documento Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias, del pasado octubre, en 2005 se contabilizó un millón de nuevos asalariados. La mitad de esos asalariados eran inmigrantes; provenían tanto del proceso extraordinario de regularización de Caldera como de las anteriores regularizaciones realizadas por el PP. A la vez, esa misma estadística refleja que más de la mitad de los nuevos asalariados de 2005 percibieron retribuciones inferiores al salario mínimo interprofesional (SMI), fijado para ese año en 7.182 euros brutos al año, es decir, 513 euros mensuales. Más concretamente, de los 1.039.106 nuevos asalariados registrados en 2005, 380.857 cobraron incluso menos de la mitad del SMI y 257.501, una cantidad todavía inferior.                 

Como hemos denunciado en múltiples ocasiones, hay un sobre-explotación de los inmigrantes. Pero, además, esta sobreexplotación presiona a la baja sobre el mercado de trabajo global: los trabajadores españoles son a su vez contratados por salarios cada vez menores. Este efecto se manifiesta –también según la Agencia Tributaria– incluso en los sectores mejor retribuidos del mercado de trabajo. En el segmento de los que cobran entre 32.310 euros y 53.865 euros anuales se produjo un descenso de 109.031 trabajadores. Estos empleos no han desaparecido. Simplemente, han sido recontratados a menor coste o, en algunos casos, deslocalizados en el extranjero.