You are missing some Flash content that should appear here! Perhaps your browser cannot display it, or maybe it did not initialize correctly.

Endesa vuelve al sector público… italiano
Versión para impresoraEnviar a un amigoVersión en PDF

Uno de los textos programáticos fundamentales del Partido Nacional Republicano, Nuestro socialismo, afirma que«en lugar de la actual “sociedad de mercado”, la comunidad nacional del Trabajo pondrá en pie una planificación tan ambiciosa como flexible, capaz incluso de servirse de los espacios de mercado. Estos serán conceptuados, en primer lugar, como un segmento especial dentro de la estructura económica general. En segundo lugar, como un mecanismo imperfecto y, por tanto, necesitado de regulación, de una determinación política de sus condiciones ejercida mediante el control de precios, el sistema fiscal y la política monetaria.  En tercer lugar, como un espacio al que no es posible confiar instrumentos económicos fundamentales de la comunidad y que, finalmente, ignora las metas extra-económicas de la misma». En concreto, el Partido Nacional Republicano cree necesaria la transferencia a la esfera de la propiedad pública «de todos aquellos instrumentos que, por su trascendencia o la dimensión de sus estructuras, involucran el destino de millones de hombres o comprometen los derroteros del conjunto de la comunidad. Ello afectará al sector financiero, sector de la energía, industria electrónica y química, siderurgia, grandes medios de transporte, sanidad e industria farmacéutica, enseñanza, etc.».  

Desde esta perspectiva, cabe esbozar algunos apuntes sobre lo ocurrido con Endesa.

Seguramente la historia comenzó con el pacto del Tinell, inicio de la carrera hacia el cambio de régimen que vivimos. Ese pacto unía los destinos del socialismo catalanista encargado de embaucar al cinturón industrial de Barcelona –media Cataluña–, con el independentismo. Los social-separatistas decidieron que Cataluña –es decir, ellos– debía tener su propia empresa energética. La presa elegida fue ENDESA, la mayor empresa en este sector y uno de los principales bancos de pruebas del proceso de privatizaciones desencadenado por el vigente régimen.

El 5 de septiembre de 2005 Gas Natural, un tentáculo de la Caixa, inició el asalto a Endesa, de la mano de Montilla y, tras el mismo, de Zapatero. A cambio tuvo lugar una milmillonaria condonación de deudas al PSC de Montilla. Maragall relacionó desvergonzadamente la OPA de Gas Natural con el avance del Estatut.

Realmente, era una OPA maravillosa. La tercera parte de la mitad del valor de Endesa es lo que se proponía desembolsar Gas Natural, demasiado raquítica para darse un festín como el de Endesa. Unos eurillos que, además, saldrían de la venta de activos del gigante. Gratis total.

La operación topó con la tenaz oposición de Pizarro, presidente de Endesa: un honrado ejecutivo, fervoroso creyente en los dogmas de la “libre empresa” y el “libre mercado”. Como adepto de la religión liberal, Pizarro jamás invocó los intereses nacionales de España. Su única preocupación era defender los intereses de los accionistas de Endesa. Y, para ello, apostó por poner a Endesa en manos de E.On, el coloso alemán de la energía.  Con ello cosechó inmediatamente los aplausos del “patriótico” Partido Popular y de todo el fundamentalismo liberal que le sirve de claque mediática. Este sector se lanzó a una ardorosa cruzada contra el “intervencionismo” de Zapatero.

Se dejaba así en manos de Zapatero la posibilidad de utilizar como fraudulenta bandera la búsqueda de un “campeón nacional” de la energía, justificativa de todas las “injerencias” gubernamentales que se produjeron a continuación.

 A raíz de la entrada en la puja de E.On el “intervencionismo” zapateril se hace especialmente intenso. Primero atribuyó a la Comisión Nacional de la Energía competencias especiales para que pudiera imponer condiciones a la OPA alemana. El impulsor fue nuevamente Montilla. Luego fue Clos el encargado de seguir manteniendo el discurso de los  “campeones nacionales”. Pero E.On se mostró dispuesta a cumplir las condiciones impuestas por la CNE, a pesar de ser consideradas ilegales por Bruselas. La rotundidad de la oferta alemana hizo que Gas Natural tirase la toalla. Parecía evidente que E.On se haría con la primera eléctrica española.

No obstante, E.On desconocía la determinación de Zapatero. Como fruto de los contactos de Clos, Enel, de la que es propietario destacado el Estado italiano, irrumpió de pronto en escena haciéndose con el 10 por ciento de la eléctrica de Pizarro. En pocos días ya controlaba el 24,9 por ciento y se aliaba con Acciona, del señorito Entrecanales, en su papel de “componente español” de la maniobra. Pizarro no podía dar crédito a lo que veía. En vista de la situación, y después de que el propio Solbes reconociera que «la normativa sobre OPAS ha perjudicado a E.On», la alemana salía de España y retiraba su OPA sobre Endesa. Previamente había llegado a un acuerdo con Enel y Acciona para obtener activos que la eléctrica española tiene en Francia, España e Italia, además de actividades en Polonia y Turquía, que representan un volumen total de 10.000 millones de euros. Sólo los dioses del liberalismo saben cuanto se ha quedado entre las uñas del gobierno de Zapatero, por sus oficios de alcahueta de los “campeones nacionales”: el Estado italiano ante todo y, en medida no despreciable, el gran capital germano.

El Partido Popular y sus amigos neocom no han tardado en vociferar: “¡Ha sido aplastada la libre empresa!  ¡La libertad y transparencia del mercado confiscada por el intervencionismo del gobierno!”.

Ya va siendo hora de decirles que sólo los tontos o los intoxicadores siguen apelando a esas “libertades” de la concurrencia mercantil, que nunca ha sido ni libre ni plena, han brotado los oligopolios. Ninguno de ellos cree en la libertad de mercado porque saben que sólo pueden medrar a la sombra del poder político para devorarse los unos a los otros. Una vez que Endesa, ya privatizada, desafió al poder político, su destino era terminar destrozada. Sus despojos se los reparten ahora por Europa.

Zapatero se ríe a mandíbula batiente de los honrados gestores liberales y de sus abogados peperos: «No querían una Endesa catalana, y para evitarlo se echaron en brazos de la E.On germánica; pues tomad una endesilla del Estado italiano y otra alemana».

A Zapatero, España le da igual. Su invocación a los “campeones nacionales” ha sido pura demagogia. Pero sabe algo importante: que los “empresarios españoles” no son nada ante su política de desarticulación de la nación española. Para nada contaremos  nosotros con ellos para reconstruirla.

El precio de la victoria de Zapatero será elevado. Se ha iniciado un proceso de partición de Endesa, que es sólo el comienzo de una operación más amplia de desguace de la antigua empresa pública. Los trabajadores españoles pagaremos, como siempre, la factura.

Enel y Acciona dirán al respecto que tienen un acuerdo por el cual se comprometen a gestionar conjuntamente Endesa, pero ese pacto vence en 2009. A partir de entonces ambas empresas pueden decidir el reparto entre ellas de los activos de Endesa: el negocio de energías renovables y algunas centrales hidráulicas para Acciona, el resto para los italianos, incluidos centros de energía nuclear.

Además, todavía queda por ver si a Gas Natural le va a caer algo. El acuerdo del Gobierno con Enel y Acciona incluye que le den a Gas Natural activos eléctricos. La única pregunta es cómo y cuándo se va a ejecutar esa cláusula. Conviene recordar que lo dispuesto en el Pacto del Tinell acerca de que haya una eléctrica catalana sigue vigente.

Tanto el proyecto del PSOE como el del PP son anti-nacionales. En tanto que proyectos liberal-capitalistas, son mero pasto del capitalismo internacional, e incluso de sub-imperialismos europeos de pacotilla. Únicamente un proyecto socialista puede proporcionar realidad tangible al patriotismo.