Ante la reciente muerte en Afganistán del capitán José María Galera Córdoba, del alférez Abraham Leoncio Bravo Picayo y del traductor hispano persa Ataollah Taefi Kalili, el Partido Nacional Republicano expresa, en primer lugar, su respeto, pues «no quisieron vivir ni morir de otra manera» y, en segundo lugar, sus condolencias para sus familiares y amigos.

Pero, a continuación, el PNR se pregunta qué estamos haciendo todavía en Afganistán, donde llevamos casi diez años, han perdido la vida cerca de cien españoles y nos gastamos más de un millón de euros diarios.

Si la intervención en Iraq, decidida por Aznar, se basó en la mentira de la existencia de armas de destrucción masiva, también es mentira que la ocupación de Afganistán, que está provocado la matanza de miles de civiles, sea una misión humanitaria. Se trata igualmente de una brutal guerra imperialista. Su finalidad principal es el saqueo del petróleo y el asentamiento de un enclave estratégico estadounidense para vigilar la construcción de un oleoducto que facilite su control del suministro energético del sur de Asia.

Es por ello que la responsabilidad de la muerte de los mencionados compatriotas no puede recaer sobre la resistencia afgana, que al fin y al cabo defiende su país de una invasión extranjera. Recae enteramente sobre el régimen vigente en España, empezando por el jefe del Estado y de sus fuerzas armadas y siguiendo por el gobierno de Rodríguez Zapatero, lacayunos servidores de intereses imperialistas ajenos y contrarios a los que debieran ser los de la Nación española.

¡Fuera tropas españolas de Afganistán!