El próximo domingo los españoles estamos llamados a las urnas, el sistema partitocrático reclama, una vez más, la participación del pueblo en el imprescindible proceso de validación de sus cámaras legislativas como muestra de perfecta y armónica conjunción existente, mejor dicho, como muestra de la perfecta y armónica conjunción “reinante” entre gobernantes y gobernados, entre políticos y pueblo, entre el Rey Soberano y sus amados súbditos. El resultado es lo de menos, todo está decidido de antemano, gane quien gane (que ya sabemos quién va a ganar) lo importante es refrendar el sistema, lo primordial es legitimar el régimen, viene a ser algo así como un plebiscito del parlamentarismo neoliberal sobre sí mismo. El próximo 20-N no va a ganar el PP, ni tampoco lo hará el PSOE: Quien ganará el próximo domingo será el Señor Botín, y “los dichosos mercados”, quien seguirá manteniéndose en su pesado trono es Su Majestad El Rey Juan Carlos y toda su plebe, su sufrido hijo heredero, su abnegada nuera ex periodista y aspirante a reina, su amada y ejemplar esposa, sus hermosas hijas, su yerno y su ex yerno todos ellos volcados en su dinástica y altruista misión de velar por el bien de sus vasallos…
¿Qué más da quién ostente la presidencia del Gobierno? En España, a partir del próximo domingo, seguirán mandando “los mercados”, en España mandará el Fondo Monetario Internacional, mandarán Merkel y Sarkozy, en España tendremos un presidente del Gobierno que hará exactamente lo que se le dicte desde Bruselas, y desde Wall Street. Y aunque no manden nada quienes ganarán también, el próximo 20-N, son los sirvientes políticos del sistema, los partidos y sus politiquillos mediocres y miserables que no representan a la ciudadanía pero que logran seguir manteniendo sus prebendas, sus sueldos desproporcionados, sus coches oficiales, sus dietas desmesuradas, sus insultantes jubilaciones, sus viajes en business. Da igual que el pueblo desespere en la pobreza, da igual que existan cinco millones de parados, da igual cada desahucio por impago de la hipoteca (¡más de trescientos al día!)… el parlamentarismo español saldrá reforzado después de los próximos comicios, los españolitos habremos dicho sí a esta farsa que nos han vendido como “única democracia posible”.
Que todos lo tengamos bien clarito, en España no va a cambiar nada porque la “hoja de ruta” ya está escrita y nuestros políticos, unos y otros, se limitarán a decir amén con tal de no perder sus privilegios y no se atreverán a desviarse lo más mínimo del trazado que se les dicte, no sea que les vaya a pasar lo que a Papandreu en Grecia, o lo que a Berlusconi en Italia donde ya ni siquiera se necesita el refrendo popular para que “los mercados” decidan a qué nuevo títere ponen al frente del tinglado.
Por todo ello, porque el resultado está ya decido de antemano y porque creo en una democracia real, porque creo que otro sistema es posible, porque la convocatoria electoral del próximo día 20 me resulta un insulto a la inteligencia es por lo que voy a abstenerme y por lo que, de manera encendida, aliento a la abstención generalizada, a la abstención activa, a la abstención democrática. Al menos este festín se lo pegarán pero no con mi voto.