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El PSOE y su Estatut en el futuro de ETA
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Desde hace unas semanas, los medios de comunicación del régimen vienen publicando informaciones sobre el mundo etarra. Anuncian que Batasuna se encuentra en un profundo debate en el que Otegui representa al sector a favor de una nueva negociación frente ETA, que quiere seguir con la lucha armada. Se trata, sin duda, de la necesaria “preparación” de la opinión pública para próximas novedades respecto a este tema.

En resumen, Otegui y cía. están espantados ante la posibilidad de que la derrota policial de ETA –que consideran inevitable– se produzca sin obtener nada a cambio. Este fue el primer paso en el proceso de paz del Ulster, cuando el IRA reconoció que no podía vencer. De acuerdo con esta lógica, Goiricelaya anunció una nueva propuesta de paz basada en el plan Mitchell para Irlanda del Norte. Aquel acuerdo se basó en el inicio del desarme del IRA a cambio de la liberación de sus presos.

Su no presencia en las instituciones políticas (ayuntamientos, diputaciones y parlamento) está siendo interpretada entre estos dirigentes e, incluso, entre las bases como una auténtica catástrofe. A la cuestión económica (redes clientelares…) se suma su rivalidad con el PNV. Batasuna aspira a competir con el PNV por la hegemonía del campo nacionalista vasco. Como hizo el Sinn Fein, que ahora es la primera fuerza política en el Ulster y goza de una creciente importancia en la república de Irlanda. Decía Jesús Eguiguren (PSE-PSOE) en una reciente entrevista en El País «En este debate hay mucho de estratagema porque tienen la angustia de su temor a desaparecer si no se presentan a las elecciones».

La postura de ZP, de su gobierno y de su partido, expresada por Eguiguren, es que no habrá más negociación mientras ETA no deje las armas: «En Euskadi nadie pide que se repita el proceso. La gente dice que pare ETA y luego hablamos».

A ETA-Batasuna se le puede derrotar policial y políticamente. Policialmente está cada vez peor y la ley de partidos la sacó de las instituciones sin que no pasara nada de nada. Incluso, con el refrendo de Bruselas y de todos los tribunales internacionales a los que acuden. ¿Por qué no lo hizo antes o ahora el PSOE? Porque, como venimos diciendo, el régimen está constituido por la férrea alianza entre la corona y el PSOE, y el PSOE (y la restante izquierda) siempre han tenido a ETA-Batasuna como compañeros ideológicos, próximos aunque descarriados. En un escenario sin terrorismo, el PSOE siempre pactará antes con Batasuna que con el PP. Así lo cree también Chema Montero, antiguo dirigente batasuno ahora en el entorno del PNV: la rivalidad Batasuna-PNV hará compañeros de viaje a Batasuna y el PSE. Y es que allí, una vez constituido y consolidado el para-Estado vasco, la pugna será entre el nacionalismo de derechas y el de izquierdas por su control.

El terrorismo de ETA ha sido utilizado sin escrúpulos por el régimen desde que el asesinato de Carrero Blanco inaugurará el despeje de obstáculos a su instauración. Ha servido en el proceso de acobardamiento y destrucción de la moral ciudadana, ha servido en el proceso de desnacionalización de las masas de expañoles, ha ejercido de presión maximalista ante las demandas de los "nacionalistas no violentos", siempre presentadas como exigencias asumibles y aceptables. Ha ejecutado la limpieza política de las provincias vascongadas. Y ha decantado elecciones mediante asesinatos como el del ex concejal Isaías Carrasco.

Se avecina una nueva negociación, la enésima. La aparente postura de fuerza de ZP es sólo electoralista, de cara a la opinión pública, pero que admitirá matices en el futuro. El más probable: el inicio del desarme y la salida de los presos. Para allanar esta posibilidad, la AVT ya está domeñada tras la defenestración de Alcaraz: las víctimas no podrán desempeñar el papel de conciencia de los pocos españoles que aún quedan. Y Rajoy, fiel cumplidor del papel subordinado que le concede el régimen a la derecha, ya se ha encargado de eliminar al sector hostil a esta situación (San Gil y compañía).

La táctica del régimen, principalmente del PSOE, para plasmar esa estrategia, siempre ha sido la misma, como también lo han sido las respuestas de ETA. Los periodos de “firmeza”, se han concebido como fases de reblandecimiento de ETA, para facilitar la negociación con ella. Esto es lo que pretendieron los GAL, además de involucrar a Francia en una más intensa colaboración. Pero cayó Felipe González y entonces se vio que la “venganza” de ETA fue intensificar sus atentados... contra miembros del PP. Fue el PSOE, a través de Garzón, quien propuso a Aznar la “ley de partidos”; pero, al mismo tiempo, Eguiguren comenzaba sus apaños con ETA. Tras el fracaso del “proceso de pazzz” de Zapatero, Rubalcaba ha protagonizado otra fase de “fuerza” que se extiende hasta nuestros días. Llevan casi dos años deteniendo “cúpulas de ETA”. Parece como si Rubalcaba nombrase a los jefes de ETA y los capturase antes de que tomen posesión. No hace mucho, según Rubalcaba, “la cantera”, los jefes de la organización juvenil. Todo esto prepara, insistimos, otra fase negociadora. Sin embargo, se verá ineluctablemente precedida por nuevos atentados de ETA: si ésta fuese ya incapaz de matar, ¿para qué habría que entablar negociaciones y exigirle “desarmes”? Y así lo ha recordado Rubalcaba en unas advertencias, para algunos, “imprudentes” por causar desazón innecesariamente entre las masas. Para otros, el ministro del Interior ha parecido estar recordando a la dirección etarra cuáles deben ser sus próximos pasos.

Con todo, ahora se da una novedad que otorga a la cuestión de ETA la máxima prioridad: ahora la “pazzz” es quizá la última baza que le queda a Zapatero para seguir subido al machito dada la sangría electoral que para el PSOE está suponiendo la crisis económica. A Zapatero le quedan apenas dos años y medio para conseguirlo. Y el problema fundamental al que se enfrenta el régimen para esta “normalización de Euzkadi”, no es lo que digan Otegui o Goiricelaya, sino el desenlace del Estatuto de Cataluña. Éste ha de proporcionar el modelo de un “Estatuto Nacional Vasco” que permita la conversión del “Movimiento de Liberación Nacional Vasco” en una especie de ERC, con función de apoyo al Partido Socialista Vasco, aunque quede un grupillo etarra irreductible, en proceso de “grapización” y completamente manipulado.

La alternativa del régimen implica liberación y reinserción masiva de presos etarras; dar salida en otros países a los criminales más impresentables y, lo que es peor, “firma de la paz” y cierre del “conflicto”, justificando sus motivos.

Frente a ello, la alternativa del Partido Nacional Republicano es clara y tajante: acabamiento policial y político de ETA-Batasuna. En lo policial y judicial mediante la detención de todos los miembros, colaboradores y cómplices de ETA, su procesamiento por los tribunales y el cumplimiento íntegro de sus penas. En lo político mediante la prohibición de los partidos nacionalistas antiespañoles.