Hay que estar ciego para contemplar a nuestro mal vecino del sur como socio y amigo. Solo un estado antinacional como el que representa el régimen del 78 puede mantener relaciones normalizados con la hostil y corrupta monarquía alauí.
Mohammed VI prosigue con la misma ejecutoria irredentista de su padre: el Sáhara, Canarias, Ceuta y Melilla son objetivos declarados del expansionismo marroquí.
Marruecos está siendo armado hasta los dientes por Estados Unidos y esta envalentonada tras el reconocimiento norteamericano de su soberanía sobre el Sáhara Occidental, la antigua provincia española entregada por el emérito al reino del Magreb en los albores del régimen que padecemos.
El reciente asalto a Ceuta por hordas de marroquíes desharrapado pone en evidencia, tanto lo anterior afirmación como la estrepitosa inanidad y bochornoso ridículo de la Expaña.2050 de Sánchez.
Ha bastado que la gendarmería marroquí abriera las verjas para que millares de súbditos del déspota alauí desbordaran al otro lado el despliegue del ejército español, convertido en una lastimosa ONG ante las cámaras, acogotaran a pedradas a un puñado de valientes policías que contra viento y marea y con escasos medios trataban de resistir al embate de unas turbas que, campando a sus anchas, han dejado a nuestros compatriotas de Ceuta y Melilla estupefactos y desolados por su abandono ante lo que ha sido una invasión en toda regla.
La atención médica procurada por el gobierno al líder del Frente Polisario en un hospital español ha sido considerada por Marruecos como una afrenta que justifica drásticas medidas, como la llamada a consultas de su embajadora y la avalancha invasora propiciada desde sus fronteras. Pero es un mero pretexto para tomar la medida al delicuescente reinito de Expaña, cuyo ministerio de asuntos exteriores siquiera se molestó en su momento en pleitear la ampliación de la zona económica exclusiva de Marruecos sobre aguas Canarias por no cuestionar la legitimidad marroquí sobre su ocupación del Sáhara Occidental, tomado como punto de referencia para la mencionada extensión de sus aguas territoriales.
En Rabat se deben estar desternillando todavía de la reacción española ante la acometida fronteriza. Máxime cuando la cabeza de la diplomacia española, la ministra Laya, tiene como única prioridad alzar la bandera arcoíris y el discurso neofeminista como la principal tarea de muestras representaciones en el mundo.
No menos hilarante debe resultar al otro lado del Estrecho que varios miembros del ejecutivo de Sánchez, arteramente, hayan tratado los recientes sucesos como lacrimógeno episodio de crisis humanitaria de migrantes y refugiados cuando es palmario y evidente que se trata de un manifiesto y deliberado acto de agresión perpetrado por el gobierno del reyezuelo de Marruecos utilizando a sus hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños, mayores y menores como fuerzas de invasión.
Ni el frontex ni la verborrea de los burócratas de Eurolandia ni la OTAN defenderán nuestra soberanía e integridad territorial frente a las asechanzas del sátrapa del reino magrebí, de la misma manera que el régimen del 78 tampoco es capaz de defender a la población española en Ceuta y Melilla, cuando siquiera lo ha hecho en Cataluña ante el separatismo con el que se dispone a negociar en lo inmediato e indultar a sus capos.
Nuestras plazas en África y nuestros compatriotas que las habitan están condenados bajo este régimen porque la única solución para contener a Marruecos es la mano firme y dura:
Para comenzar, los marroquíes diseminados por Europa que habitualmente retornan por vacaciones a su país transitando por España, deberían buscar una ruta alternativa: su paso por nuestro territorio debería estar vetado.
Igualmente, todos los marroquíes sin permiso de residencia y en situación irregular deben ser expulsados fulminantemente.
España, instrumentalmente, haciendo de tripas corazón, debe apoyar y asistir al Frente Polisario en su lucha contra el ocupante marroquí.
Asimismo, nuestra Nación debería establecer relaciones preferentes con Argelia, rival tradicional de Marruecos.
Pedir esto al antiespañol régimen del 78 y al gobierno de sumisa obediencia a Norteamérica de Pedro Sánchez es pedir peras al olmo.
Delenda est Marruecos
Delenda est el régimen del 78.
¡Viva España!