El Partido Nacional Republicano manifiesta sus condolencias y solidaridad con las víctimas y familiares de los atentados perpetrados en Barcelona y Tarragona el pasado 17 de agosto.
Los asesinos de las Ramblas y Cambrils en su mayoría eran jóvenes con nacionalidad marroquí, con residencia en España junto a sus familias. El supuesto líder de la célula yihadista era un siniestro clérigo musulmán, un imán fundamentalista de nacionalidad marroquí también. En la ejecución de la masacre de inocentes emularon los atropellos y ataques con cuchillos de los sangrientos atentados sufridos en Europa en los últimos tiempos. Al igual que aquellos, este último también ha sido reivindicado por el ISIS.
La conmoción y la ira que sentimos por la terrible matanza de las Ramblas nos obliga a abordar una labor clarificadora desde nuestros presupuestos.
Lo que deberíamos saber todos
Los españoles y el resto de europeos que padecen el terrorismo islamista deberían saber que los gobiernos a los que votan, en su vasallaje a Estados Unidos, apoyan la barbarie desatada contra Siria mediante el ISIS y demás hordas del terror islamista que son presentadas por los medios de información bajo la denominación de «rebeldes moderados». Estados Unidos, en su afán por mantener sus designios en Oriente Medio, practica la estrategia del caos y la devastación cual bombero pirómano: financia, arma, dota de apoyo logístico e inteligencia y protege al yihadismo bajo innumerables franquicias en Siria e Irak, bien directamente o indirectamente a través de sus aliados en la región (Arabia Saudí, Catar, Emiratos, Turquía que es miembro de la OTAN e Israel).
A su vez, con la coartada de combatir el terrorismo islamista que ellos mismos patrocinan, lideran una coalición cuya despliegue ilegal les permite actuar a su antojo sobre el terreno, dar cobertura a sus mercenarios islamistas, ocupar porciones del territorio sirio y su espacio aéreo, así como contar con la presencia militar permanente en Irak. Si el ISIS, como parece, ya está siendo derrotado en Siria e Irak, no es por los méritos de esa coalición, sino por el empeño de sus pueblos y ejércitos por resistir a la aniquilación con la ayuda de los bombardeos de la aviación de Rusia.
Son los gobiernos e instituciones que representan a los españoles y europeos los que compadrean con las monarquías teocráticas y corruptas del Golfo Pérsico, las mismas que fomentan el terror yihadista en la región y sufragan las mezquitas de Europa en las que sus imanes predican soflamas fundamentalistas entre los núcleos de migración de religión musulmana. El rey emérito y su sucesor Felipe VI, y tanto los gobiernos del PSOE como los del PP, han compadreado en pos de suculentos negocios, incluido el armamentístico que es transferido a los yihadistas, con estos sátrapas y aquel otro del Norte de África, Mohamed VI, quien indulta a terroristas islamistas y financia mezquitas rigoristas en Ceuta y Melilla.
Asimismo, tanto los españoles como demás europeos deberían ser conscientes de que los gobiernos que eligen son los que en nombre del sacrosanto libre mercado y la libre circulación de capitales, bienes, servicios y personas consagrado por la UE, han abierto las puertas a la presión migratoria masiva e incontrolada con el fin de rebajar las condiciones laborales de los europeos (coreados por el lastimero progre-humanitarismo, siempre funcional a los intereses del establishment del gran capital y las grandes patronales). Entre estos contingentes humanos hay una nutrida presencia de musulmanes, mayoritariamente de origen magrebí, cuyo desempeño en tareas subalternas les instala, en algunos casos, en la marginalidad y el resentimiento, caldo de cultivo en el que prolifera la propaganda yihadista del ISIS y la de los imanes fundamentalistas.
Por tanto, si los gobiernos europeos aliados de Estados Unidos han contribuido a alimentar al ISIS y demás yihadistas en Oriente Medio; mantienen relaciones normalizadas con las monarquías que auspician este terrorismo yihadista en la región (y en Europa el fundamentalismo islámico); y fomentan la inmigración incontrolada privilegiando la musulmana, existe algo más que una responsabilidad moral por las funestas consecuencias de sus propias políticas a rebufo de Estados Unidos y a favor del mercado. ¡Basta ya de hipocresías y burdas dobleces!
Contra la islamofobia y contra la islamofilia
Resulta deplorable la agitación populachera y tabernaria que ha circulado estos días por redes sociales criminalizando como terroristas a todos los inmigrantes musulmanes. Estos panfletillos incendiarios sólo sirven para tender una cortina de humo sobre los verdaderos responsables y el trasfondo al que hemos apuntado. Debe quedar claro que el yihadismo terrorista en las comunidades musulmanas de Europa es un hecho marginal y aislado. Paradójicamente, resulta que Europa ha exportado a Oriente Medio algunos miles de yihadistas de nacionalidades europeas, musulmanes de segunda o tercera generación y conversos que han ido a engrosar las filas de los matarifes del ISIS en Siria e Irak.
Pero resulta igualmente execrable la matraca sobre las bondades del islam y demás folclore multiculturalista. El asentamiento masivo del islam en España y Europa es incompatible con nuestros valores democráticos, laicos, racionales y científicos. No ha operado en el seno de esta religión la distinción necesaria entre lo público y la esfera de lo privado, de lo que constituye una mera creencia respetable como cualquier otra, pero reservada al ámbito de lo particular y personal. Rige todavía por encima de la noción de ciudadanía, la distinción primordial entre la comunidad de creyentes, la umma, y los infieles. Esto proyecta una problemática de dimensión política que constituye un obstáculo para cualquier avance democrático en la medida que en las naciones que acogen a musulmanes, muchos de estos anteponen su identidad religiosa, lo que impide su asimilación, dando lugar a la fragmentación de las naciones y sociedades en guetos multiculturales sin adscripción alguna a los valores de la nación receptora, por mucho que se empeñen los ideólogos del multiculturalismo en pontificar sobre la integración a pretendidos valores universales sobre la base de la identidad del Individuo en forma de consumidor. Por el contrario, prevalece la identidad grupal de origen.
Considerando la tendencia demográfica negativa de los europeos y el potencial demográfico de la población migrante de origen musulmán cuyos descendientes actuales de segunda, tercera o cuarta generación, a la vista de la experiencia reciente, lejos de asimilarse a la nueva ciudadanía miran hacia sus raíces a través de la religión musulmana, incluso en su versión fundamentalista, los españoles y el resto de europeos nos vamos a tener que enfrentar en un futuro no muy lejano a un problema político de primera magnitud que debe ser revertido lo antes posible.
La línea a seguir
No puede haber democracia sin ejercicio real de la soberanía. El Estado-Nación debe recuperar sus funciones soberanas en detrimento del mercado y frente a la supeditación a los polos de hegemonía que hoy representan Estados Unidos y Eurolandia. Esto impone una política autónoma de España frente al bloque liderado por EEUU y la UE. Por su puesto, todo lo anterior supone también una lucha contra la ideología post-liberal de Globalilandia y sus sermones multiculturalistas.
Qué decir que el régimen de Felipe VI y sus partidos nos lastran a esa subordinación y que cualquier medida necesaria es irrealizable sin su defenestración. Así, por ejemplo, es inimaginable bajo el vigente régimen la fijación de políticas migratorias acordes con las necesidades reales de nuestra economía, el control riguroso de las fronteras, la preselección de los países de procedencia de los contingentes que fueran precisos o solicitaran residencia. En materia religiosa, el beneplácito de las autoridades españolas para el nombramiento de todos los imanes, aunque fueran de una pequeña mezquita instalada en un bajo o garaje. La suspensión de relaciones diplomáticas con las monarquías del Golfo y la expulsión de imanes de filiación fundamentalista.
Epílogo separatista
El separatismo antiespañol en vísperas del 1-O, no ha perdido ocasión para mostrar a la Generalitat ante el mundo como el embrión de un nuevo estado capaz de gestionar una crisis terrorista, incluida la exhibición y el concurso exclusivo de sus propias fuerzas policiales, Los Mossos, en la imbricada maraña competencial en materia antiterrorista de las autonomías. Todo a pesar del postureo de Rajoy por trasladarse a Barcelona el mismo día de los atentados para dar presencia al Estado. Su consejero de Interior tampoco desperdició la oportunidad para hacer gala de su furibundo catalanismo al diferenciar entre las nacionalidades de las victimas entre catalanes y españoles. Así, en la manifestación convocada en repulsa por los atentados no han faltado las banderas separatistas delante de las que bochornosamente han desfilado el Rey y el gobierno de Mariano Rajoy. Es obvio que el independentismo ha obtenido rédito político de los atentados.