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V Conferencia del Partido Nacional Republicano
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El PNR celebrará en septiembre su V Conferencia. Estamos en un periodo confuso para los españoles. No nos coge por sorpresa. Nuestros análisis de años atrás nos permitieron prever un escenario similar al que se presenta ahora ante nuestros ojos: crisis de Régimen y de la Nación. A lo largo de una década, machaconamente, hemos tratado de clarificar cuáles son las causas objetivas de esta deriva y quiénes son sus causantes. Reflejo de ello es nuestra alternativa programática. No con menos insistencia hemos invitado a nuestros compatriotas a construir con nosotros un partido de nuevo cuño capaz de materializar ese programa. Este partido debe aglutinar a los españoles que, en cuanto a tales, se resisten a enfangarse en el oprobio juancarlista.

El Régimen monárquico y autonómico nacido en 1978, formalmente vigente, aparece en nuestros días culminado: el Estado de las Autonomías pasa, consecuentemente, por su transformación en un tinglado asimétrico de nacionalidades, naciones, realidades nacionales y estados libres asociados. Es la “España Plural” que los social-separatistas del PSOE han diseñado sobre la base del Estado autonómico para alumbrar materialmente un nuevo régimen del gran capital. El Rey, mientras, asiente con un silencio complaciente. Frente a ello, el PP declara públicamente su insolvencia abrazándose a la Constitución que nos ha traído este fregado.

Muchos españoles se han decidido por organizar la resistencia en la calle, mediante nutridas manifestaciones, concentraciones, etc. y, para ello, engrosan o dan vida a diversas asociaciones, fundaciones, foros, blogs, que frecuentemente se distancian de las consignas de los grandes aparatos. Este tejido puede ser importante para un momento inicial de resistencia. Pero pronto mostrará sus limitaciones organizativas. Y sobre todo, sus limitaciones políticas e ideológicas. Es imposible superar la grave crisis nacional del presente y abrir a España sendas esperanzadoras, recurriendo a los despojos del ideario constitucional de 1978 y a los modelos de la partitocracia dominante.

Hoy, en manos de oligarquías políticas y económicas liquidadoras, la Nación española camina hacia la extinción: balcanización interna; anulación de toda autonomía en el plano internacional, precariedad y desvalorización del empleo de los trabajadores españoles, sumándose a todos los métodos clásicos de expolio capitalista la presión de la inmigración salvaje; asedio por el sur del anexionismo marroquí; puerta abierta a la barbarie islámica…

El PNR afirma que para garantizar la pervivencia de la Patria española y relanzarla en la historia, es preciso que culmine su construcción nacional democrática. Es precisa la III República española. La V Conferencia del PNR tiene como punto primordial de su orden del día perfilar esa alternativa: el PNR lucha por una república democrática presidencialista y no por una república liberal parlamentaria. Por una república unicameral –una única Asamblea Nacional– y no por una república bicameral: estamos por la abolición del Senado. Por la separación radical del poder judicial, en lugar de su sometimiento a los partidos. Por una república dispuesta a ensayar las vías de un nuevo socialismo, y no por una república en la que sigan dominando los Botín, Amusátegui, Polanco y Koplowitz de siempre. Por una república unitaria, con intensa vocación municipalista, y no por una república federal, y menos aún una confederación de “repúblicas” etno-lingüísticas.

Pero, más allá de la insistencia en estos puntos programáticos, la V Conferencia del PNR pretende incidir en dimensiones más profundas del tipo de partido que proyectamos construir. No deseamos conformar el PNR al modo de los  partidos liberales que integran la izquierda, el centro o la derecha del régimen juancarlista. Frente al partido de notables y enchufados en la Administración, de mercaderes y arribistas, proponemos un Partido que sea escuela preparatoria para la vida en la III República: como afirma uno de nuestros textos, el PNR «se dirige a re-ligar, a vincular a los españoles en torno a una propuesta que supone una recuperación de su dignidad y un esfuerzo de superación de todo lo que es meramente vegetativo e individual, hacia un plano de creación política histórica». Creación basada en los valores europeos de verdad racional, libertad, igualdad y justicia.

El PNR se dirige a todos los españoles. Pero frente a los partidos representantes de los grandes poderes económicos, preconizamos ante todo un Partido de los trabajadores españoles, que encarnan  la gran mayoría de la Nación. Los asalariados de la industria, agricultura, servicios y administraciones públicas, autónomos y pequeños empresarios constituyen esa gran mayoría que es el mundo del trabajo. «El mundo del trabajo es el creador de toda la riqueza nacional y, sin embargo, se ve relegado a un nivel subalterno de influencia social, cuando no a condiciones de existencia indignas». Asimismo, «la figura de los ciudadanos iguales, cimiento de la Nación política y de la República democrática que defiende el PNR no puede limitarse a enunciados jurídico-políticos aunque los incluya, debe extenderse a la igualdad de oportunidades en el terreno económico social».

Queda claro que nuestro partido no es un partido convencional al uso, sino una comunidad de militantes ligada por profundos valores, en torno al Programa del PNR y conjurada irremisiblemente en su plasmación.

No sirve ya salir a la calle en un intento desesperado para presionar a los aparatos inoperantes, a la espera de que corrijan su errática línea, cuando todo se desmorona. No vale permanecer expectantes hasta la celebración de unas elecciones que no otorgarán la victoria a quienes de partida están ya derrotados. Tampoco quedarse en casa dando por perdido todo.  Es el momento de construir el Partido.

Con el Partido lo podemos ser todo, sin el partido no seremos nada.