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PSOE: un paso atrás para dar dos adelante
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Se aproxima la traca electoral. Las dos principales fracciones de la oligarquía política del juancarlismo escenifican lo que las separa. Incluso al resaltar lo que les une –entre otras muchas cosas, la adhesión a la monarquía–, intentan apoderarse del copyright. Rajoy critica la tibieza de Zapatero a la hora de defender al rey y postula la inclusión de la monarquía en el himno nacional. Zapatero, por su parte, trata de desactivar a Rajoy con sus propias armas, es decir, siendo más monárquico que nadie. «De la monarquía constitucional del 78», precisa. Y añade que su paso por la presidencia del Gobierno le ha servido para autoafirmarse en esa adhesión.

El gobierno del PSOE, erigido gracias a la matanza del 11-M, ha puesto en marcha un  proyecto de reforma del régimen, animado entre bambalinas por la Corona. Consiste en el transcrecimiento del Estado de las Autonomías hacia una confederación de naciones etno-lingüisticas, la “Nación de naciones” asimétricas, con las oligarquías catalana y vasca haciendo rancho aparte de la ex España y, a la vez, saqueándola. Este proyecto sólo ha podido cubrir un tramo. Zapatero se ha visto forzado a frenar su primer impulso –estatutos “nacionales” de Cataluña y Andalucía y reanimación de ETA–, confrontado con una oleada de movilizaciones y ante el riesgo de una sangría de votos.

La brusquedad de la frenada ha provocado estragos en su propio partido –rebelión en Navarra, fronda en el PSC– y, sobre todo, en sus socios separatistas. Ahí está el calentón de ERC, origen de la quema de efigies del rey. Y, sobre todo, lo ocurrido con Imaz en el País Vasco, donde Ibarreche y Arzalluz le han ganado la partida, abriendo la vía de un referendo de autodeterminación.

Sin embargo, estas fricciones deberán atemperarse en lo inmediato. Todas las fuerzas separatistas necesitan que Zapatero vuelva a ganar las elecciones para impulsar nuevos y decisivos pasos en la transmutación pluri-nacional del régimen. No hay duda de que si Zapatero accede otra vez al gobierno, retomará abiertamente el “proceso de paz” con ETA. Lo acaba de decir sin ambages: «Volveré a trabajar por el fin de la violencia como el primer día». Y no hay duda de que Ibarreche podrá celebrar el referendo de autodeterminación –que por otra parte se incluye en los acuerdos con ETA–. Zapatero, de modo congruente con su proclama de «respetar lo que los vascos decidan», despenalizó hace dos años la convocatoria de referendos ilegales. Y a continuación, en el momento más conveniente, será convocado el referendo de autodeterminación de Cataluña.

Zapatero se concentra ahora en la victoria electoral. Y, de cara a la misma, es una baza fundamental el cierre del 11-M con una sentencia favorable a la versión oficial de la autoría islamista, que obrará como arma arrojadiza contra el PP, junto con el recuerdo del apoyo de Aznar a la guerra de Iraq.

“Educación para la Ciudadanía”. El PSOE abusa del indiscutible derecho del Estado a impartir la educación política de los ciudadanos, para imponer una papilla ideológica que  no sólo lacera algunos puntos que deberían reservarse a la esfera privada sino que, además, testimonia una descomposición vecina de la barbarie. El hundimiento del marxismo ha precipitado al PSOE en un nihilismo absoluto, en ruptura abrupta con toda la herencia de racionalidad europea. Para muestra, la reciente tesis de Felipe González: «La verdad no es la verdad, sino lo que los ciudadanos perciben como verdad». Consecuencia de ese nihilismo es la ausencia de todo criterio objetivo de valor, justificando el individualismo más desaforado, el irracionalismo de las “naciones étnicas”, el relativismo “multicultural” servil ante el islam, etc.

Pero la novedad que introduce la política actual de Zapatero es un espectacular giro táctico y mediático.

“Firmeza contra la violencia”. En 2006 fueron detenidos 15 etarras. Ahora, el juez multiusos Garzón se ha lanzado a detener a los no hace mucho denominados “hombres de paz”: a los etasunos a los que el gobierno dejó campar por sus respectos durante tres años. ETA sabe que será compensada más adelante por estas detenciones, que estaban ya previstas como “accidentes” en sus acuerdos con el gobierno, al igual que los atentados por venir. Se intenta que olvidemos la fase de criminal colaboración con ETA desplegada en el marco de la tregua pactada, y que además no perciba que el “proceso” sigue subterráneamente tras la ruptura, igualmente pactada, de la misma. 

“Patriotismo”. El mismo gobierno que ha promovido nuevos estatutos de quiebra de España, que ha declarado discutible la nación española, que ha reconocido el derecho a decidir de los vascos, que ha torcido la ley para contentar a ETA y que ha alentado la deriva etnicista de todo el PSOE, es el que ahora se hace llamar a todas horas, por si las dudas, “Gobierno de España”.

Esta línea se remata primando a Cataluña y Andalucía, los dos grandes caladeros de votos del PSOE, con el 40% de las inversiones presupuestadas para infraestructuras y, en el terreno social,  tirando demagógicamente de chequera.

Hay muchos intentos de caracterización del PSOE. Para nosotros, se trata principalmente es un partido de aniquilación nacional española. Frente a él debe alzarse un proyecto de contra-aniquilación. Este proyecto no puede configurase de otro modo que como partido del nacionalismo político español, de la democracia republicana y de un socialismo de justicia.