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Pobreza en España
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Según el VI Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2008 de la Fundación Foessa y Cáritas, los últimos 15 años de “prosperidad” y “desarrollo” nada han hecho por acortar las desigualdades sociales, ni por aminorar las bolsas de pobreza y exclusión.

En cuanto al grado de concentración de la riqueza, el informe destaca que casi el 80 por ciento de las propiedades inmobiliarias distintas a la vivienda habitual, el 88 por ciento de los negocios por cuenta ajena y más de un 92 por ciento de las acciones están en manos del 20 por ciento de los hogares más ricos.

España es, junto al Reino Unido, donde más se han elevado las tasas de pobreza permanente y de pobreza crónica (que es del 13,8%). Por lo que se refiere a la pobreza transitoria, afectó al 42 por ciento de la población, en la que se incluyen personas que experimentaron dos o más episodios de pobreza durante siete años consecutivos.

También detecta el mencionado informe que uno de cada cinco hogares que no tienen problemas económicos, sí se enfrentan a situaciones de exclusión social y de garantía de derechos fundamentales. Así destaca que sólo el 47 por ciento de la población no está afectada por alguno de los índices de exclusión social que analiza. La incidencia de la pobreza entre los trabajadores asalariados es la mayor de las últimas décadas. De hecho, hay una proporción no desdeñable de asalariados en situaciones de pobreza–por encima del 10 por ciento de los ocupados–, debido a la insuficiencia de sus ingresos los ingresos para hacer frente a las cargas familiares. Respecto a la vivienda, los hogares pobres destinan un 84 por ciento de sus ingresos mensuales a la compra de vivienda y, si se trata de alquiler, este esfuerzo supone la mitad de sus ingresos.

De estos hogares, sólo uno de cada diez tiene conexión a internet y ordenador, en el 60 por ciento hay teléfono móvil y en el 41 por ciento fijo. Por otro lado, el informe denuncia que los recursos empleados en la reducción de la pobreza por parte de las administraciones «resultan impropios» para el nivel de desarrollo del país. Así, las cifras del gasto social han tendido a la baja, con porcentajes sobre el PIB en la actualidad –cercanos al 20 por ciento– inferiores a los niveles máximos del primer tercio de los años 90 (24,4%).

Por su parte, Luis Ayala, de la Universidad Rey Juan Carlos, prevé que los problemas económicos afectarán con singular dureza a los «pobres recurrentes, que son los que entran y salen de esta situación» y que se corresponden con colectivos integrados por familias con varios hijos. El secretario general de Cáritas Española, Silverio Agea, lamenta que el crecimiento económico no se haya acompañado con una reducción de la situación de pobreza, en la que se encuentran ocho millones y medio de personas, y de pobreza extrema, que afecta a un millón y medio de españoles.