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Nuestras tropas al servicio de la era Obama
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El mando militar norteamericano ha manifestado la necesidad de reforzar su contingente militar en Afganistán con 20.000 o 30.000 soldados adicionales que serán desplegados entre la primavera y comienzos del verano. Este aumento de efectivos obedece al intento de frenar la presión de los talibanes quienes, al parecer, ya controlan el 50% del territorio. Tanto las tropas norteamericanas como las pertenecientes a la misión de la OTAN, en la que participan efectivos españoles, están siendo desbordadas. Todos los rumores indican que la nueva administración demócrata va a solicitar de sus socios y aliados el envío de más contingentes al país asiático. Es obvio que las operaciones militares se van a intensificar en Afganistán. Este es «el nuevo periodo de esperanza»  y cambio que inaugura Barak Obama frente al anterior mandato de Bush.

Zapatero, quien declaró ante el triunfo electoral de Obama que éste «tendrá en España un amigo y aliado fiel», al primer toque de corneta del Pentágono, ha dispuesto los medios para complacer al amigo americano: la Ministra de Defensa, Carmen Chacón, ha anunciado que el Gobierno podrá enviar al extranjero los efectivos que considere necesarios sin ceñirse al límite de los 3000 militares, máximo que será eliminado. Este tope fue establecido por el Gobierno de los trenes en 2005, al rebufo de su consigna “no a la guerra”. El Ejecutivo, después de haber insistido en que el umbral de 3000 efectivos era el que respondía a las condiciones de seguridad en que podía mantenerse a nuestras tropas en el extranjero, apunta ahora a 7700, un incremento de más del doble. Según la Ministra pacifista, con esta medida se «sitúa a España en el selecto grupo de países que pueden enviar al exterior al 10% de sus fuerzas con capacidad operativa».

Durante el 2008, con un coste de 668 millones de euros, nuestro Ejército mantuvo su presencia en 6 escenarios internacionales, ofreciendo sus vidas en conflictos que sirven a los intereses de otros bajo la coartada de “misiones de paz”. Concretamente, Afganistán es la misión militar internacional que más vidas se ha cobrado: 84 militares españoles desde 2002. Zapatero ha afirmado que “de entrada no” se va a desplegar más tropas españolas en Afganistán. Es el mismo lema con el que Felipe González nos acabó metiendo en la OTAN. Es decir, que sí podrá enviarse más tropas a Afganistán. El ambiente se esta preparando concienzudamente desde tiempo atrás para incidir en la opinión publica: la Ministra, el pasado mes de Noviembre, en su discurso en homenaje a los últimos caídos en territorio afgano proclamó que «estamos en Afganistán porque quienes han arrancado la vida de nuestros compañeros(...) amenazan la libertad y amenazan la seguridad de todos,(...) también de las familias españolas». En una intervención posterior, Chacón consideró que aquel país vive una «situación generalizada de terrorismo» y pidió un cambio de estrategia a la OTAN. Así, a las labores de ong que se asigna a nuestros ejércitos se ha añadido, repentinamente, las de lucha antiterrorista en escenarios exóticos.

El líder de la oposición, Mariano Rajoy, ha aprovechado una reciente entrevista de un diario para lanzar su mensaje de adhesión: «Y España está allí con todos sus aliados defendiendo la libertad, la democracia y la seguridad en Afganistán. Y también en España. Y, por tanto, yo apoyaré al Gobierno si decide enviar más tropas».

El Rey, en su pasado discurso navideño señaló la necesidad de estrechar relaciones con USA. Y así se hará: todo el régimen de Juan Carlos I está por el envío de más tropas españolas para la escalada bélica de Obama.