El responsable de
Las iniciativas del PSOE en materia de inmigración se fundan en la abstracción liberal de los “derechos humanos” (de los inmigrantes); las de algunos obispos invocan los “valores universales de la persona”. En ambos casos se prescinde del concreto criterio político de la nacionalidad. Los derechos derivados de la misma y los de simples residentes por razones laborales valen igual. No podemos sorprendernos de que los objetivos de fondo de ambas iniciativas concuerden plenamente: echar por los suelos los salarios y condiciones laborales de los trabajadores españoles y poner en marcha un repugnante colonialismo electoral.
Los progres ven al inmigrante como un damnificado del sistema y le ofrecen la oportunidad de ser esquirol y carne de cañón laboral y electoral. Los carcas ven al inmigrante como futuro feligrés y quizá nueva vocación. Los primeros catalogan al islam radical de nueva fuerza revolucionaria. Los segundos buscan en el inmigrante latino un defensor de la familia clásica y un continuador de las tradiciones católicas. Y con su ayuda engorda el beneficio capitalista y se enriquecen los traficantes de carne humana.
Lo hemos dicho en defensa del Estado laico y ahora lo decimos también por patriotismo: autofinanciación de las confesiones. Que el cepillo lo pase el feligrés.