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Tras el atentado del 11 de marzo de 2004 y un periodo de desorientación, el Partido Nacional Republicano emprendió trabajos de análisis de ese terrible acontecimiento. Paso a paso fuimos poniendo en duda la versión que se nos ofrecía desde el gobierno de Zapatero, imputando la autoría de la matanza a Al-Qaeda como represalia por la participación de España en la guerra de Iraq. Pero, al poco, también nos posicionamos contra las intoxicaciones inoculadas desde el PP en la oposición, y principalmente desde sus aledaños. Entre estas intoxicaciones cabe recordar:
- Había sido ETA, en connivencia o no con el PSOE, tesis propagada desde la COPE.
- Variante de lo anterior propagada por El Mundo: ha sido ETA con ayuda de moros controlados por policías afines al PSOE.
El texto que resume los posicionamientos realizados en esta fase es el artículo «Ni ETA ni Al-Qaeda: los de siempre», publicado en enero de 2007 en La III República, órgano del PNR. Este texto contenía importantes clarificaciones; en particular, apuntaba la hipótesis de un autogolpe del Régimen. Pero arrastraba un error importante: insistía en que ni ETA ni grupos yihadistas tenían nada que ver, pero consideraba que las pruebas falsas que fundaban la autoría islámica las habían puesto agentes policiales pro-PSOE.
¿De dónde provenía este error?
Pese a nuestra creciente desconfianza en lo que decía El Mundo, nuestros errores provenían de sus fuentes. Particularmente de los trabajos de Fernando Múgica, vehículo de intoxicaciones que han esterilizado muchos esfuerzos de crítica independiente hasta hace bien poco. Muchos de los esfuerzos del PNR hasta la sentencia de Gómez Bermúdez están lastrados por el primer “agujero negro” de Fernando Múgica, publicado el 18 de Abril del 2004:
«Lo que el Gobierno no conoce es que ya en esos momentos se han puesto a trabajar duramente un grupo de mandos policiales y algunos agentes del CNI, de la cuerda más dura y leal al partido socialista, para informar a sus dirigentes de todos los detalles que puedan conducir la situación en beneficio propio. Son los mismos que consiguen que cambie de manos la investigación y que la controlarán desde ese momento.
Se forma un equipo hermético que deja de lado a la Guardia Civil y que ralentiza las informaciones que se pasan al CNI. Llaman, sin embargo, cada pocos minutos a una célula del PSOE que obtiene así información privilegiada, lo que les permite montar una estrategia eficaz contra el Gobierno. Saben que éste sigue empeñado en la tesis de ETA y permanecen callados para que Aznar, Rajoy y Acebes se metan ellos solos en la trampa».
Son las tesis de un Aznar engañado por sus propios mandos policiales, afectos al PSOE, que se apoderan de la investigación y la controlan desde su inicio.
Ya antes de la sentencia de Gómez Bermúdez se nos habían caído algunos palos del sombrajo en relación con Múgica, que también intoxicó acreditando los viajes del famoso Chino a Asturias, en pos de la Goma 2-Eco. Tras la sentencia de Bermúdez se nos cayeron todos los palos.
En el movimiento de los Peones Negros pasó algo similar, con notables avances de algunos de sus investigadores. Un giro importante se produjo el pasado 27 de julio, cuando Luis del Pino publicó en su blog «Reunión en la cumbre». Le dedicamos un artículo que está todavía colgado en la página de La III República: «¿El acta de nacimiento de la versión oficial del 11-M?».
Las primeras pruebas falsas sobre la autoría islamista fueron puestas en la misma mañana del 11-M por policías a las órdenes de Aznar para tapar la autoría real mediante una versión “islamista” que propiciaba el triunfo del PSOE, en la línea alentada por Zapatero y la SER también desde la tarde-noche del día 11.
La marginación de los Tedax provinciales a los que correspondía recoger las muestras de las explosiones, la ocultación por Sánchez Manzano de las muestras recogidas por sus propios Tedax; la ocultación de los primeros análisis de los explosivos; la no remisión de muestras a la Policía Científica; el montaje de la Kangoo y de la mochila de Vallecas, la detención de Zougham, que propina el impulso mediático decisivo al vuelco electoral, y el cierre televisado de Leganés, con sus “suicidados”, son obra de mandos policiales de Aznar. El desguace de los trenes, iniciado a las 48 horas del atentado, sólo puede haber sido decidido por los directivos de RENFE, encuadrados en el ministerio de Fomento. El juez Gómez Bermúdez fue nombrado cuando todavía gobernaba Aznar en funciones.
No cabe duda de que Aznar intentó, en un primer momento, capitalizar el atentado atribuyéndolo a ETA. Pero la Autoridad Competente le paró en seco a media mañana, y empezaron las contraórdenes a través del propio escalafón jerárquico. La “cumbre de comisarios” de que habla Luis Del Pino es a las 15:15 horas. En ella se apuntala que es Goma2-Eco lo hallado en la furgoneta Kangoo que entra en Canillas una hora antes. Todo ello fija en horas muy tempranas la rendición de Aznar a las tesis de la autoría islamista y la decisión de propiciar su triunfo.
Y, en fin, es el propio Aznar quien deja claras estas cosas en una entrevista del pasado 22 de febrero, al referirse al funcionamiento general de los servicios policiales, con ocasión de debates sobre el caso Faisán: «Es muy difícil pensar que altos mandos policiales actuaron de forma autónoma del Gobierno, es difícil creerlo».
Un primer esfuerzo de reorientación de nuestras posiciones tiene lugar en el artículo «El 11-M y Aznar», publicado en octubre de 2009 en La III República.
El PP y el PSOE pactaron ocultar la verdad. La sentencia de Gómez Bermúdez fue la plasmación jurídica de ese pacto. Y es abracadabrante constatar que la izquierda en el gobierno y sus apoyos de extrema izquierda se han estado batiendo el cobre en defensa de una versión pergeñada, en sus aspectos especiales, por el PP. Éste, una vez en la oposición, se ha dedicado a propagar imputaciones a ETA, o a alianzas de ETA con islamistas, para contentar a sus propias huestes y torpedear los trabajos de análisis crítico.
Como ha afirmado recientemente Del Pino lo que han tratado de ocultar tanto el PP como el PSOE es la realidad de un golpe de Estado. Pero hay que considerar confusa la disyuntiva que plantea: «golpe de Estado interno, o golpe de Estado por inspiración exterior».
Al resaltar el carácter “doméstico” del golpe, el PNR ha querido destacar que su hipotética autoría corresponde a nuestros servicios secretos y que su finalidad ha sido liberar al régimen de los atolladeros internos e internacionales a que conducía la deriva de Aznar en su segunda legislatura. El programa del 11-M no es otro que la aceleración de la confederalización de España, de acuerdo con el artículo «El discurso del método» publicado por Juan Luis Cebrián en El País el 18 de mayo de 2001, y la sumisión incondicional al eje franco-alemán. Con todo ello, el PNR no ha perdido de vista su encuadramiento internacional del 11-M en las agudas contradicciones entre “atlantismo” y “europeísmo” que afloraron en aquel momento. No ha excluido la instigación de otras potencias e incluso, al hablar de la posible contrata de mercenarios, la colaboración en el propio atentado.
Pero todo esto son simples –y legítimas– conjeturas. En el momento actual, sólo parece fundada en serios indicios la participación de los servicios secretos marroquíes en el encubrimiento de la farsa de llamadas de los “suicidas” de Leganés a sus familiares y en las andanzas de uno de los terroristas fugados.
Hay, por otra parte, opiniones distintas. Así, la que sostiene que el atentado fue obra de la CIA o la OTAN, con el objeto de que Bush ganase las elecciones o de “justificar” su cruzada mundial contra el terrorismo islámico, mediante una infame matanza en España, sumida desde entonces en una vía de autodestrucción política.
En cualquier caso, parece inexcusable proceder a la elevación del citado comentario de Aznar. Si es poco imaginable pensar que altos mandos policiales de España actúan de forma autónoma de su gobierno, menos imaginable resulta que sus servicios secretos operan de forma autónoma del rey. Y completamente inimaginable es que un atentado de otra potencia y organización internacional pueda ejecutarse en España sin contar con la colaboración de nuestros servicios secretos y con la aquiescencia de quien los dirige de hecho.
Por lo tanto, hay que hacer las oportunas preguntas a los maestros armeros. Lo contrario es simplemente enredar.