Tanto la convocatoria de elecciones autonómicas catalanas el 21-D como la aplicación del artículo 155 de la constitución son una estafa de Rajoy a todos los españoles.
Concurren a los comicios los mismos prófugos, sediciosos, rebeldes y prevaricadores que han sido imputados por los tribunales de justicia. Y participan los mismos partidos separatistas que declararon la independencia de Cataluña. Todos ellos pueden salir elegidos nuevamente y ponerse al frente de las instituciones autonómicas del régimen en Cataluña.
La pretendida “bomba atómica” del 155 interviniendo la autonomía catalana ha mantenido intacta la misma estructura de poder del separatismo y su hegemonía sociocultural en todos los medios. El independentismo catalanista no puede ser neutralizado cesando simplemente al gobierno separatista de la Generalitat ni removiendo a alguno de sus altos cargos. Tampoco disolviendo su Parlament promoviendo unas elecciones en las que, salga quien salga vencedor, no impedirán la nutrida presencia parlamentaria del separatismo.
Más allá de lo anterior, cualquier compatriota de Cataluña, cualquier otro español, podría preguntarse por qué esta convocado junto a los separatistas a los mismos comicios. Por qué un español tiene que participar en el mismo juego que un antiespañol que además se ha ciscado en la soberanía española. Por qué el voto de un español tiene que equivaler al de un separatista antiespañol que quiere quebrar nuestra comunidad nacional. Por qué tienen que depositar su sufragio junto al mismo fulano que depositó el suyo para destruir nuestra convivencia el 1-O.
Es comprensible que quienes vilipendian el concepto de democracia confundiéndolo arteramente con el de mera representación liberal-parlamentaria concurran en estos comicios, en tanto en cuanto son quienes sostienen esa falacia, sean los partidos constitucionalistas: PP, PSOE y C's; los proseparatistas vergonzantes de Podemos y su marca local; o los abiertamente separatistas de ERC, Junts per Catalunya y la CUP. Todos sin distinción forman parte del régimen monárquico-liberal autonómico del gran capital. Y son todos ellos el régimen y sólo representan al régimen, no a los españoles.
Por ello resulta indigerible que un español que sufre las imposiciones y la represión del separatismo catalanista lo admita y se preste a participar en esta burla en la que él mismo es el objeto de esta mofa. No sirve argumentar que es un voto útil para evitar una mayoría separatista. El Parlamento y la Generalidad catalanas no son las instituciones representativas de los españoles de Cataluña, sino del régimen y sus partidos.
Compatriotas de Cataluña, no participéis de esta farsa. Constituir vuestra propia representación española en Cataluña al margen de las instituciones autonómicas.
Sólo la República Unitaria Española puede poner fin al separatismo.
¡El 21-D, no votes!