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Después de la tregua de Zapatero a ETA, tregua de Rajoy a Zapatero
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Rodríguez Zapatero ha dado pruebas más que sobradas de su calaña, de su hostilidad a España aliñada con una mendacidad sin límites. No sólo estuvo negociando con ETA muchos años antes de que acudir a las Cortes solicitando permiso para ello; no sólo había pactado con ETA, antes de dicha comparecencia, el «derecho de los ciudadanos vascos a decidir sobre su propio futuro». Además, llegó a la indignidad de consensuar con ETA el contenido de su discurso de anuncio de establecimiento de “diálogos”. Otro aspecto revela que Zapatero rivaliza con ETA en odio a los españoles. Su reiterada alusión a los “accidentes mortales” no obedece a un lapsus, como pretende El País. Zapatero ha utilizado esta expresión deliberadamente, para demostrar a los etarras que les hacía caso, pues había pactado con ellos antes del alto el fuego que cometían un atentado mortal se le llamaría solo accidente. Y tras el atentado de Barajas, Zapatero ha continuado impulsado el “proceso”, incluidas las dos mesas de negociación –política y militar– propuestas en su día por Batasuna.

ETA no perjudica a Zapatero mediante las revelaciones de Gara. Por el contrario, le está haciendo un gran favor, pues da entender que el gobierno no ha querido conceder a ETA lo ésta le pedía. ETA no tiene otra función que salvaguardar a Rodríguez Zapatero, para que siga consiguiendo sus objetivos de disgregación de España. Y a ello se presta con energías renovadas.

ETA ya está en los ayuntamientos. Volverá a recibir dinero público. Dispone del censo electoral y de padrones municipales. Con el cruce de sus datos, ha incrementado ya su capacidad de extorsión económica y puede preparar nuevos asesinatos. Todo ello gracias al social-terrorista de la Moncloaca.

Tras la pantomima de la “ruptura”, siguen los contactos entre Etasuna y el PSOE. La reelección de Zapatero en las próximas elecciones generales pasa por conseguir la pzzzz tan infinitamente ansiada en el Pais Vasco. Ahora bien, esto sólo puede tener lugar si el  terrorismo ocupa el primer lugar entre las preocupaciones del país. Si pasa a ocupar un undécimo lugar, muchos españoles no valorarán excesivamente un nuevo anuncio, aunque sea más aparatoso que los anteriores, del final de ETA. Por ello hay que volver a poner el terrorismo en primer plano. ¿Cómo? Incremento de la kale borroka, comunicados amenazantes de ETA, “olvido” de vehículos repletos de explosivos y, en su momento, atentados, con o sin víctimas (“accidentes”). Luego, proclamación de una nueva tregua y entrega tramposa de armas.

Esta nueva fase de la estrategia electoral cimentada en la explotación del miedo y en el engaño masivo comienza con fingimientos de firmeza. A ellos se aferran, en primer lugar, todos los pasteleros del Reino. Uno de ellos, Pedrojota Ramírez, director de El Mundo, estuvo presionando a Rajoy para que apoyara a Rodríguez Zapatero, pero poniéndole condiciones que aseguraran la certeza de su “lucha implacable” contra ETA. Y he aquí que la perseverancia de Rajoy en la claudicación no sólo ha sorprendido a Ramírez, sino que incluso ha dejado atónito a Zapatero, que obtuvo del jefe del PP un apoyo sin condiciones “para derrotar a ETA”. Pero como Rodríguez no abandona ni por un segundo su pacto con ETA, Rajoy ya no sabe que hacer para seguir apoyándole. Es, en todo caso, lo que continuará haciendo, tras el humo de altisonantes peroratas. Se lo imponen su adhesión al juancarlismo, su pánico a que le consideren intransigente, de derecha extrema y crispador y su afán narcisista de que le presten atención, le informen y llamen a consulta.

Frente a un gobierno basado en la colaboración con el separatismo y en la administración del terror, el único papel reservado a Rajoy es sembrar la confusión y desmovilización entre sus propios seguidores. Es comprensible que a veces Rajoy lleve mal ese papel, corroído como está por los celos. El rey prefiere a Zapatero y Zapatero prefiere a ETA. 

Por cierto, ¿qué es del rey? Según parece, promueve negocios en China. Negocios de España, dicen.

 

¡Ni el PSOE, ni el PP, ni el Borbón quieren derrotar a ETA!
¡La lucha popular de masas es el único camino!
¡Hacia la República Nacional Española!