You are missing some Flash content that should appear here! Perhaps your browser cannot display it, or maybe it did not initialize correctly.

Con todo pactado, ETA se hace de rogar
Versión para impresoraEnviar a un amigoVersión en PDF

Entre el PSOE y ETA, todo está ya pactado en sus rasgos generales. Tarde o temprano ETA anunciará un “alto el fuego”. Y tan pronto se produzca ese anuncio, el PSOE, su telonero Llamazares, todas las fuerzas separatistas, los “sindicatos de clase”, obispos y sectores de empresarios vascos y catervas de ONGs y las “fuerzas de arte y la cultura” desencadenarán una catarata de declaraciones, amplificada por PRISA y demás medios de comunicación afines, demandando al gobierno que no deje escapar esa “oportunidad para la paz”. Obviamente, el gobierno de Rodríguez oirá este “clamor popular” y someterá a la anuencia de las Cortes el inicio formal de la negociación. Quien se oponga será frenéticamente lapidado con la acusación de “enemigo de la paz”.

Para ese momento, están previstas dos mesas de negociación propuestas hace ya tiempo por los etarras. Una, política, para partidos, en la que todos los interlocutores de la sociedad vasca “sin excepción” puedan decidir el futuro de “Euzkadi”, sin la interferencia de los demás españoles. Naturalmente en esa mesa estará Batasuna, legitimada por ser “una voz más del pueblo vasco”. En la otra mesa, “militar”, en la que sentará ETA, se tratarán las condiciones de su abandono de las armas y el futuro de sus presos.

Pero en esa común “hoja de ruta”, cada cuál tiene sus intereses. Lo que ocurre en el País Vasco supone para el gobierno un duro desgaste, al que se ha sumado el debate abierto sobre el Estatuto catalán. De ahí las prisas de la Moncloa para que ETA anuncie pronto  el “final de la violencia”. De ahí él cúmulo de decisiones del ejecutivo para facilitar ese paso: autorización en su día del PCTV como segunda marca de Batasuna; solicitud de Rodríguez Zapatero al Congreso de los Diputados de una autorización para negociar con ETA tan pronto como dé muestras evidentes de su deseo de dejar “la violencia”, aunque no abandone las armas ni cese en el impuesto revolucionario; constantes maniobras para dividir y acallar a las víctimas del terrorismo; vista gorda del Gobierno sobre la asamblea de Batasuna en Baracaldo; instrucciones impartidas a los fiscales para que sostengan la misma interpretación de la ley que hacen los abogados defensores de los etarras; cese del fiscal Fungairiño, intentos de acumulación de penas de los etarras más sanguinarios y, finalmente, anuncio de que Batasuna participará en los próximos comicios municipales.

Tras este formidable repertorio de traiciones a los españoles, Rodríguez Zapatero proclamó hace poco que «estamos ante el inicio del principio del fin de ETA».

Pero ETA, por el momento, se hace rogar. Considera que los gestos de Rodríguez son insuficientes. «La solución del conflicto –asevera– no llegará a través de pasos unilaterales». Estima que «ha llegado el momento de tomar compromisos firmes». Si no hay compromiso sobre la autodeterminación, el «conflicto se prolongará». A lo que los voceros de ETA han añadido la liberación de todos los presos etarras.

El fondo de la cuestión estriba en que ETA no tiene la urgencia que siente Rodriguez Zapatero por cerrar de modo concreto el trato. Los etarras no están obligados a renovar una mayoría electoral en un corto plazo. Por si fuera poco, ya se les ha garantizado la comparecencia en las elecciones municipales de 2007. Después de cuarenta años asesinando, el terror separatista no tiene ningún problema en esperar un poco más. Sabe que la presión está en el Gobierno y que cuando más la intensifiquen y prolonguen, mayor será el precio que puedan cobrar.

El “optimismo antropológico” de Rodríguez Zapatero ha sufrido un revés. Pero, pese a ello, permanece impávido. No alberga la menor duda de que, al fin y a la postre, podrá arrancar a ETA un alto el fuego porque está dispuesto a pagar el precio ETA determine. Sea el que sea, lo considerará justo y razonable. Es más, si ETA no se decide pronto a declarar una tregua, será el propio Rodríguez el que se adelante a etarras declarándoles una tregua global de su gobierno. De hecho, no hace ya tiempo que les está otorgando treguas parciales para que campen a sus anchas.

Por nuestra parte, sólo nos queda insistir en que:

  • Los separatistas, sean “pacíficos” o sean “violentos”, no son “interlocutores”, son enemigos; mientras persista su acción, no habrá solidaridad ni libertad en España.
  • El pueblo español debe vencer y los separatistas ser vencidos. Para ello habrá que vencer al régimen monárquico y autonómico que los ha protegido.
  • El partido de Rodríguez no es un partido socialista y español que se ha equivocado. Es un partido social-liberal al servicio del Capital, de Polanco y la Caixa ante todo, y es un partido de aniquilación nacional española.
  • Nada de “paz por presos”: justicia. Cumplimiento íntegro de las penas impuestas a los etarras.
  • Apoyo a las víctimas del terrorismo, frente a los intentos de Rodríguez de desunirlas, enfrentarlas y confundirlas.

ZPiérdete.