You are missing some Flash content that should appear here! Perhaps your browser cannot display it, or maybe it did not initialize correctly.

¡Bienvenido el retorno de la historia! ¡Bienvenida la vuelta de Rusia!
Versión para impresoraEnviar a un amigoVersión en PDF

El Partido Nacional Republicano (PNR) condena el ataque decidido por el presidente georgiano Mijaíl Saakashvili contra la población de Osetia del Sur. Este ataque, iniciado el 7 de agosto con artillería y cazabombarderos armados de lanzacohetes múltiples Graad, ha culminado con la toma de la capital suroseta, Tskhinvali. Como ha admitido Sarkozy en las posteriores conversaciones de cara a un armisticio, esta ofensiva ha podido revestir tintes de genocidio.

El PNR aplaude la intervención de las tropas destacadas por la Federación Rusa a Suroseta para proteger a la población de nacionalidad rusa, que constituye más del 70% de esta región y a los soldados rusos destacados en la misma desde 1992 en misión de paz. Apoya igualmente las iniciativas del gobierno ruso desplegadas en Abjasia, en defensa de la población pro-rusa que representa más del 90% de sus habitantes.

El PNR apoya la decisión del parlamento y del presidente de la Federación Rusa de reconocer la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia. Con ello ha puesto en entredicho el “Derecho internacional” multiusos evacuado por Washington, con apoyo de Eurolandia. Ese “Derecho” colocó bajo la bota de Tiflis a unas regiones que una y otra vez  han manifestado su deseo de seguir en el marco de Rusia.

El PNR considera que estas decisiones aportan un hálito de esperanza a las minorías rusas que, al desmoronarse la URSS, han quedado atrapadas en ratoneras como la lituana, la estonia y la letona. Pero estima todavía más importante el hecho de que el fin de la hibernación del oso ruso  pueda suponer un cierto freno de las intrigas disgregadoras y del colonialismo económico del capitalismo alemán y, sobre todo, de la enloquecida carrera de la OTAN propulsada en el continente europeo por los USA. Por ello damos la bienvenida a la vuelta de Rusia a la Historia.

Todo lo anterior no supone respaldo alguno al régimen social y político imperante en Rusia. Tras la bancarrota del sistema capitalista de Estado dominante durante décadas en ese país, parte de la nomenklatura reinante en el mismo se adueñó de los principales instrumentos de la economía nacional para erigir un sistema capitalista “normal”, es decir, sometido a la finanza y a lo grandes oligopolios, camuflando esa reconversión con algunos oropeles del sistema político liberal vigente en Occidente. Los trabajadores  rusos deberán reemprender, tarde o temprano, su lucha por la democracia y por un socialismo auténtico.

El PNR denuncia la política de doble rasero y de intoxicación informativa que prevalece entre nosotros. En 1999 los USA bombardearon durante casi 80 días Serbia, por el único delito de reivindicar una provincia clave de su historia, Kosovo. Escasamente nueve años después han reconocido la independencia de Kosovo, otorgando un aliciente a todas las fuerzas de desintegración nacional del continente, asestando un bofetón a Rusia, aliada de Serbia y apoyando la creación de un Estado islámico en Europa. Y ahora, en cambio, han aplaudido con entusiasmo los ataques del capo georgiano Saakashvili a Osetia del Sur, calificando a ésta de “provincia separatista”, cuando se trata de una región pro-rusa, de facto independiente, y han clamado su indignación ante la intervención rusa.

En 1991, Georgia se separaba de Rusia y encuadraba a la fuerza dentro de sus fronteras a Osetia del Sur, poblada por una mayoría que en enero de 1992 votó a favor de su incorporación a Rusia. Tras duros enfrentamientos, mediante un acuerdo entre Rusia y Georgia, se desplegaron en la zona contingentes de paz integrados por militares rusos, surosetos  y georgianos.

En los años posteriores, los USA no han parado hasta llevar a la OTAN al propio patio trasero de Rusia, en un intento de seguir socavando sus cimientos. Cinco países antiguos miembros del Pacto de Varsovia son ahora aliados de la OTAN y varias ex-repúblicas de la URSS aspiran a serlo igualmente, entre ellas Ucrania y Georgia. Últimamente los yanquis han instalado en las narices checas y polacas de Rusia un "paraguas" antimisiles. Dice Condoleezza Rice que "no va dirigido contra nadie".

En particular, los USA y sus satélites aspiran a una posición de influencia sobre los Estados caucásicos. El corredor en Rusia e Irán es determinante para el control de las gigantescas fuentes de recursos energéticos de la región del mar Caspio. Como consecuencia, en Georgia, tras el acceso al poder de Mijaíl Saakashvili, ha tenido lugar un acelerado proceso armamentista con el apoyo de centenares de asesores militares norteamericanos, israelíes y ucranianos. Altos ex funcionarios de Israel han estado vendiendo sofisticado armamento a Georgia –además de entrenamiento militar– desde por lo menos 2001.

Finalmente, Saakashvili, envalentonado por la instalación del escudo de misiles en Polonia y Ucrania y con el apoyo de USA, ha desatado una ofensiva contra Osetia del Sur que ha causado numerosas víctimas entre su población civil y militares rusos destinados en misión de paz. Esta aventura no contaba con la reacción de Rusia de acudir en auxilio de sus soldados y de la población suroseta de nacionalidad rusa. El ejército georgiano ha sido fulminado en dos días.

El incendio se ha extendido a Abjasia, otra pretendida “provincia georgiana”. En Abjasia pasó algo similar a Osetia del Sur a comienzos de los 90. Ahora, cuando el gobierno georgiano se ha precipitado en el aplastamiento de Osetia del Sur, debiendo enfrentarse a tropas regulares rusas, los abjasios han decidido que había llegado la hora de levantarse de nuevo. Miles de voluntarios se han ofrecido para luchar contra Georgia; mientras que en Osetia del Norte y otras regiones del Cáucaso ruso, como Daguestán, Kabardino-Balkaria e Ingushetia, «han aparecido centros de reclutamiento de voluntarios para ayudar a Osetia del Sur», según relata RIA Novosti.

Si el meollo de la crisis actual es la lucha por el control de los oleoductos y gaseoductos del Cáucaso, el PNR estima que ese control corresponde a la esfera de influencia rusa y, en el futuro, a la Nueva Europa de la que Rusia debe formar parte. Desde la fundación del PNR su posición ha sido la de alianza de la Europa de matriz grecorromana, esencialmente mediterránea, con la eslava en la gestación de una confederación europea democrática y socialista.

Vuelve con todo ello la Historia al mundo del Burgués, del que pretendiera ahuyentarla Fukuyama. Sobre todo, se esfuma el sueño de Eurolandia, la entelequia kantiana de la paz universal procurada por “la libre empresa y el libre mercado” tuteladas por un Banco Central, y apuntaladas por partitocracias corruptas, ofrecidas como modelo a todo el planeta.

Seguimos en el periodo histórico de las crisis y de las guerras, periodo que abre también la posibilidad de la transformación social.